Ahora, sí que es primavera de Felipe Espílez Murciano

Su sombra cubría mis manos dejando a mis caricias prisioneras,
ante la mirada triste de los nardos y la fragancia suspendida de las camelias.
Invoqué al sol que habita en sus ojos y me contestó de repente la primavera:

¿Qué quieren tus manos de loto?

Ser libre en la piel que amo en espera.

Una flor de ciruelo cayó en sus pestañas, su cuerpo inclinó su alma de junco verde y la sombra se deshizo en el sol de la mañana donde las cadenas se oxidan y se pierden.

Gracias a la primavera
las yemas de mis dedos
llegaron a su piel de cera.

Ahora que se han juntado
¡ahora, sí que es primavera!


Texto e imagen © Felipe Espílez Murciano

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