Amor y poesía (V): Amor engañado

Siguiendo con el símil planteado en el anterior artículo –Amor ilimitado–, en el que se comparaba la relación amorosa con una correspondencia matemática biunívoca (A quiere a B y viceversa), se puede plantear un problema cuando hay más de dos conjuntos unitarios o, en uno de los conjuntos, hay dos elementos (A quiere a B y a C). En este caso, B no quiere a C –y viceversa– y alguno de ellos será el número primo tres o, simplemente, “un primo” –masculino o femenino, claro está–.

Los dos poemas que propongo para esta ocasión tienen que ver con los confusos sentimientos y los duros reproches provocados por esta triangular situación amorosa.

El primer texto, recogido por M. Frenk Alatorre, 1En Frenk Alatorre, M., Lírica española de tipo popular.  Ed. Cátedra, Madrid, 1978. pertenece a la lírica popular y su autor, Juan Vásquez, nos presenta un diálogo entre una pareja de amantes que tiene una solución incierta, Será el lector quien lo interprete y lo concluya…


–Cobarde caballero,
¿de quién habedes miedo?

¿De quién habedes miedo
durmiendo conmigo?
–De vos, mi señora,
que tenéis otro amigo.
–¿Y de eso habedes miedo,
cobarde caballero?

Cobarde caballero,
¿de quién habedes miedo? 2De Juan Vásquez, Recopilación, II, 24. En Frenk Alatorre, M., Lírica española de tipo popular.  Ed. Cátedra, Madrid, 1978.

Juan Vásquez


Ramón de Campoamor, poeta y dramaturgo del siglo XIX, escribió un contundente soneto contra la más infiel de las hermosas que no ofrece dudas ni posibles interpretaciones más allá del verso final: yo, que tanto la amaba, la maldigo. Es un claro ejemplo del elemento discordante de la relación amorosa, del que hablábamos más arriba, que se siente como el número tres, el “primo”…


Amar y querer

A la infiel más infiel de las hermosas
un hombre la quería, y yo la amaba;
y ella a un tiempo a los dos nos encantaba
con la miel de sus frases engañosas.


Mientras él, con sus flores venenosas,
queriéndola, su aliento emponzoñaba,
yo de ella ante los pies, que idolatraba,
acabadas de abrir echaba rosas.


De su favor ya en vano el aire arrecia;
mintió a los dos, y sufrirá el castigo
que uno la da por vil, y otro por necia.


No hallará paz con él, ni bien conmigo:
él, que sólo la quiso, la desprecia;
yo, que tanto la amaba, la
maldigo. 3En www.cervantesvirtual.com.


Si desea consultar los anteriores capítulos de Amor y poesía, puede leerlos en los siguientes enlaces:

– Amor y poesía (I): Introducción
– Amor y poesía (II): Amor paradójico
– Amor y poesía (III): Amor declarado
Amor y poesía (IV): Amor ilimitado


© José Luís Pérez Fuente

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