Amor y poesía (VIII): Amor sin edad
Aunque el amor no tenga edad, sí la tienen los que lo disfrutan o padecen. El tiempo es su mayor aliado o su peor enemigo. Traigo aquí dos poemas cuyo trasfondo temporal me recuerda la película española de 1963 Del rosa al amarillo, en la que Manuel Summers, su director, nos presenta dos historias de amor en los límites de la vida (infancia y senectud).
El primer texto pertenece a Joan Margarit, fallecido recientemente el pasado mes de febrero. Fue uno de los arquitectos que participó en la construcción de la Sagrada Familia de Barcelona. Como poeta obtuvo, entre otros, el Premio Cervantes. Se trata de un poema que parece inspirado en la cinta de Summers, pero en una secuencia única donde la juventud y la vejez (así lo expresa el propio autor) se contraponen en dos planos sucesivos. Los dos últimos versos son el anuncio de un final que no deja lugar a dudas…
Escena
Una pareja joven en la barra.
Ella lleva los labios muy pintados,
las manos de uñas largas, perfiladas.
Él es ágil y fuerte, con un fondo
de ternura y los ojos negros de gavilán.
Se están mirando, hablan en voz baja,
sonríen en silencio y se acarician.
De la barra a las mesas, unos pasos tan sólo.
Allí, en una de ellas, se sienta una pareja
—una vieja y un viejo— que callan sin mirarse.
Mientras, afuera pasa una ambulancia
igual que la trompeta del Juicio 1Cálculo de estructuras. Joan Margarit. Ed. Visor Libros. Madrid, 2005.
Joan Margarit
El segundo poema pertenece a Rafael Morales, un poeta de la postguerra que estuvo entregado durante toda su vida a la actividad cultural y literaria. Obtuvo en 1954 el Premio Nacional de Literatura. Siguiendo con la analogía de Summers, este texto pertenecería a la última fase, el amarillo, pero con tintes pesimistas e, incluso, nihilistas: Entró en ellos (los labios) la noche despiadada / y todo lo dejó desierto y ciego, / todo destierro y sombra de la nada.
Las amantes viejas
¡Ay, carne de destierro, ayer amante,
reseca carne vieja y apagada,
recuerdo ya del tiempo caminante,
desierto de ilusión, rama tronchada,
flor de la ausencia pálida y constante!
¿En dónde aquella luz de la mirada
escondió su fulgor y su hermosura?
Acaso boga ya, deshabitada,
por un cielo lejano, dulce y pura,
perdida, amor, herida y olvidada.
¡Ay, los pechos de nieve, casi vuelo,
de suave vientecillo y de manzana,
montecillos de amor, temblor de cielo!…
Como mis flores muertas en la vana
ausencia caen para buscar el suelo.
¿En dónde está la púrpura templada
de aquellos labios de mojado fuego?
Entró en ellos la noche despiadada
y todo lo dejó desierto y ciego,
todo destierro y sombra de la nada 2En http://amediavoz.com/morales.htm
Rafael Morales Casas
Si desea consultar los anteriores capítulos de Amor y poesía, puede leerlos en los siguientes enlaces:
– Amor y poesía (I): Introducción
– Amor y poesía (II): Amor paradójico
– Amor y poesía (III): Amor declarado
– Amor y poesía (IV): Amor ilimitado
– Amor y poesía (V): Amor engañado
– Amor y poesía (VI): Amor beligerante
– Amor y poesía (VII): Amor y naturaleza