Amor y poesía (XVI): Amor y escepticismo

No siempre el amor es visto como un estado de perfección, como una panacea que remedia los males del espíritu y de la carne. El vacío creado por la ausencia, la espera interminable o el afecto interesado pueden crear estados de ánimo que lleven a lo que podríamos llamar «escepticismo amoroso», un rechazo a la unión apasionada, un hastío incrédulo y desmotivante.

El primer texto que transcribo pertenece a un excelente poeta y amigo, Diego Vadillo. También ha escrito  novela y ensayo; pero, sobre todo, destaca su labor educativa con alumnos de la ESO y Bachillerato, a los que «provoca» para escribir, en revistas y páginas digitales, textos con una intención literaria y lúdica.

Del poema propuesto se infiere un desencanto social rayano con el pesimismo, además de una decepción, respecto al amor, lindante con parecidos tintes negativos.   


Certidumbres

Los senos no son glándulas mamarias,
son solo globos;
los ciudadanos,
consumidores,
mejor: deudores;
la integración,
hacinamiento;
los ideales,
pagos pendientes,
ay, y el amor,
concurso negociado de intereses… 1En Burladeros de hojaldre. Diego Vadillo López. Ed. propia. Madrid, 2010.

Diego Vadillo López


Caballero Bonald, poeta jerezano perteneciente a la Generación del 50, es el autor de Espera, el segundo texto que presento como paradigma de los sentimientos de ausencia amorosa escéptica. El alejamiento, la distancia entre los amantes se pone de manifiesto mediante una amplificación dolorosa: que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre; y se convierte en vacío, en soledad: Y tú me lo dices que estás tan hecha / a este deshabitado ocio de mi carne / que apenas sí tu sombra se delata… Son seres ausentes, sin contacto, personas que no llegan al amor consumado… posiblemente escépticos.


Espera

Y tú me dices
que tienes los pechos vencidos de esperarme,
que te duelen los ojos de tenerlos vacíos de mi cuerpo,
que has perdido hasta el tacto de tus manos
de palpar esta ausencia por el aire,
que olvidas el tamaño caliente de mi boca.

Y tú me lo dices que sabes
que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
de golpear mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en besos
desde la ausencia en la que tú me gritas
que me estás esperando.

Y tú me lo dices que estás tan hecha
a este deshabitado ocio de mi carne
que apenas sí tu sombra se delata,
que apenas sí eres cierta
en esta oscuridad que la distancia pone
entre tu cuerpo y el mío.
2En http://amediavoz.com/caballero.htm.

José Manuel Caballero Bonald


Si desea consultar los anteriores capítulos de Amor y poesía, puede leerlos en los siguientes enlaces:

– Amor y poesía (I): Introducción
– Amor y poesía (II): Amor paradójico
– Amor y poesía (III): Amor declarado
– Amor y poesía (IV): Amor ilimitado
– Amor y poesía (V): Amor engañado
– Amor y poesía (VI): Amor beligerante
– Amor y poesía (VII): Amor y naturaleza
– Amor y poesía (VIII): Amor sin edad
– Amor y poesía (IX): Amor naciente
– Amor y poesía (X): Amor y vino
– Amor y poesía (XI): Amor ausente
– Amor y poesía (XII): Amor y desamor
– Amor y poesía (XIII): Amor y odio
– Amor y poesía (XIV): Amor familiar
– Amor y poesía (XV): Amor «propio»


© José Luís Pérez Fuente

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies