Anís del mono

El “Anís del mono” es un producto que tiene detrás una gran historia, repleta de curiosidades y también de arte. Uno de los fundadores de la fábrica, Vicente Bosch, tiene mucho que ver con esto. En esta ocasión nos vamos a detener en una parte de la historia de esta marca, cuando se decidió publicitar el producto a través de un cartel. Así es, mi querido lector, este mes vamos a hablar del cartel “Anís del mono” y como no, de uno de nuestros grandes pintores que también destacó como dibujante, y como cartelista: Ramón Casas.


Antes de empezar, algunas curiosidades

Todo lo que rodea a esta empresa, no está exento de peculiaridades y anécdotas. Una de ellas es por qué se llama anís del mono ¿qué tiene que ver este animal con el anís?

Es tal la extravagancia que existen varias teorías. Algunos opinan que fue un guiño a las teorías de Darwin, que estaban en boga y en pleno debate en ese momento. La fábrica se inauguró en 1870 y el libro de Darwin “El origen de las especies” fue publicado en 1859. El mono se justifica en un intento de transmitir la imagen de que ese anís era un producto evolucionado.

Otros opinan justamente lo contrario, que se pretendía descreditar al científico, de hecho el dibujo es un cuerpo de mono que además tiene la cabeza de Darwin.

Sin embargo, la teoría con más peso es aquella que sostiene que el mono (un mono vivo) llegó en un barco procedente de América, donde la familia Bosch tenía varias propiedades y negocios. Lo instalaron en la fábrica. La gente se acercaba para verlo y el primate se hizo muy popular, tanto que empezó a conocerse popularmente como la fábrica del “anís del mono”.

Si curioso es el logo del mono, también lo es el diseño de la botella. Cuentan que Vicente Bosch le compró a su mujer un perfume en París y quedó fascinado con el diseño de su botella. Tanto, que pidió al perfumista los derechos del envase, y en 1902 lo registró  poniendo la famosa etiqueta con el mono.

Su cristal adiamantado es muy característico y hace un ruido muy curioso. Por eso es frecuente que en alguna ocasión hayamos vistos imágenes de gente rascando su botella para, sobre todo, cantar villancicos y canciones navideñas. Después de unos dulces y el anís, hay valientes que se atreven con todo.

logo anís del mono
Etiqueta «Anís del mono»

La etiqueta de la botella también encierra una curiosidad. Vicente Bosch pidió a una imprenta francesa que realizase la etiqueta y cometieron un error tipográfico, que la marca no ha querido corregir en toda su historia. Así en su cabecera se puede leer: “Destillación especial”. Esa “l” de más,  se ha convertido en símbolo de identidad junto con el  mono. No se puede negar que Bosch, le sacaba rendimiento a todo, incluso a los errores, y por eso no nada raro que, para publicitar su marca, se le ocurriese la idea del concurso.


El concurso

En 1898 Vicente Bosch publica en prensa la convocatoria de un concurso para anunciar el “Anís del mono”.

Se recibieron 162 proyectos. Ramón Casas participó con cuatro obras, lo que no es  de extrañar ya que durante una década, 1897 a 1908, Ramón Casas se dedica a la realización de carteles.  De hecho, muchos consideran a Casas como el padre de la publicidad española.

Las 4 obras de Casas, las realizó en tonalidades brillantes y cada una a base de un color: amarillo, azul, verde y rojo combinado con dorado.

carteles de anís del mono
Carteles presentados a concurso por Ramón Casas. De izquierda a derecha: «Dios los cría y ellos se juntan» «Mono y mona» y «Con una falda de percal planchá»

En cada una de sus composiciones se representaba a una mujer a tamaño natural, tres de ellas vestidas de chula bajo el título «Dios los cría y ellos se juntan», «Mono y Mona», y «Con una falda de percal planchá». El cuarto proyecto prescinde de la temática de la chula y representa a una mujer sentada cerca del mar que apartándose el velo de su sombrero, toma una copa de anís.

Vicente Bosch actuó de único jurado, y concedió el primer premio a Ramón Casas, por “Mono y Mona” por el que ganó 1.000 pesetas. También le concedió dos accésits de 225 pesetas cada uno por “Dios los cría y ellos se juntan” y “Con una falda de percal planchá”.

La exposición del concurso se inauguró el 31 de marzo de 1898 en la célebre Sala Parés de Barcelona, con un gran éxito de participación y permaneció abierta al público hasta el 10 de abril.


El cartel

El cartel que ha perdurado hasta nuestros días tiene varios protagonistas. En primer lugar la figura femenina que le trajo a Casas muchas satisfacciones. Esta representación de la chula o manola no solo le valió el éxito en España, en el extranjero se aplaudió lo que para ellos era el exotismo. La mujer morena y el mantón de Manila contribuían a esta afirmación.

Efectivamente, el mantón amarillo sobre fondo azul, una paleta de colores muy atractiva, con un clavel del mismo color blanco en un pelo negro recogido en un moño en la nuca, eran efectos muy coloristas y con suficiente contraste para que el espectador se quedara ensimismado con el dibujo.

Casas recurrirá muchas veces a la representación de este tipo de mujer, de corte humilde pero con llamativos mantones de Manila, pañuelos y faldas de percal.

La mujer tiene sujeto a un mono, el otro gran protagonista. El mono ya no es aquel de la etiqueta que intenta emular a Darwin. El mono tiene una botella de anís bajo el brazo y la mujer sostiene una copa en ademán de brindis.

Manteniendo el contraste, la tipografía es amarilla, con el nombre de la marca en la parte superior, mientras que en la inferior la destina para el nombre del propietario.

mono del cartel anís del mono
Detalle del mono en el cartel

Para acabar, la última curiosidad: El mantón de Manila

No pasa desapercibido el maravilloso mantón de Manila con el que Ramón Casas vistió a las figuras femeninas de los carteles premiados y que se constituye en uno de los protagonistas de las imágenes.

El mantón de Manila debe su nombre al puerto de Manila en Filipinas, donde la colonia española desembarcaba los productos que traían del lejano Oriente. En efecto, el origen de esta prenda es chino, por esta razón al principio los dibujos y motivos de los mantones eran dragones, bambús o pagodas. Pero pronto se cambiaron por flores, pájaros, claveles, en definitiva motivos más autóctonos,  y se remataba, todo el cuadro de seda decorado,  en todo su perímetro,  por los característicos flecos.

Manola por Julio Romero de Torres
«Manola» por Julio Romero de Torres

El mantón de Manila se hizo muy popular en España e Hispanoamérica y no fue solo inmortalizado por Casas, otros pintores también lo hicieron como Julio Romero de Torres o Joaquín Sorolla.

El baile por Joaquín Sorolla
«El baile» por Joaquín Sorolla

El mantón de Manila debía cubrir toda la espalda y llegar al extremo de cada brazo cuando se colocaban éstos en cruz con el torso.

Debido a este tamaño considerable, se podían poner de lado o sobre el pecho, tal y como se refleja en el cartel de Casas. A esta forma de llevar el mantón de Manila se le conoce como “a la moronga” y era muy habitual entre las prostitutas.

Ramón Casas fue un artista polivalente, en continua evolución. En su afán de experimentación  jugó con los colores vivos, con la composición y la simplicidad sin olvidarnos de sus experimentos tipográficos con resultados maravillosos y sorprendentes.

Gran conocedor del lenguaje publicitario que dominaba a la perfección, seguramente de sus influencias de otros grandes artistas como Toulouse-Lautrec, al que admiraba profundamente, nos deja carteles y obras pictóricas excepcionales.

Ahora, lo que realmente me apetece, es brindar con usted, por este gran pintor. Y nada mejor para esto que una copita de anís del mono. Chinchín.


© María Ángeles Espílez Murciano

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