Año nuevo

Se ha vaciado la noria de las fechas.
El último reducto de los días
terminó ayer, en noche alborozada.
Alborozada para aquellos que
ajenos a la pena,
celebran el Nuevo Año y sus incógnitas.


¡Pero yo!
Apuré una vez más, en solitario,
el cárdeno brebaje del recuerdo.
El pasado desfiló ante mi memoria,
en apariencia doliente y fantasmal.

En este año que comienza,
todos son parabienes y propósitos.
Bebidas espirituosas y festejos.
Pero ¿cómo? ¡Ay de mí!
Vadeo el tránsito sin arrostrar
el torvo equipaje del pasado.
Como abrazo anhelante ese futuro
que por siempre se ofrezca 
transparente.

Desposeído de los harapos del dolor.
Liberado de los grilletes del tormento.
¡Todo mi ser lo ansía en desespero!
Paladear el sabor de la alegría.
¡Una vez!
Con deleite.
Con fruición.
Con complacencia.
Arrancarme el sayal de la tristeza.
Revestirme del radiante vestuario
de la dicha.
Transfigurarme en él.
Y ser YO ¡Dicha!.


© Rosario de la Cueva
Imagen de Dorothe en Pixabay

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