Asahi
Amanece en la ventana, un rayo de sol se acuesta sobre la quieta cama.
La geisha… duerme.
El rostro sin maquillaje, escapado de la nata, bebe el oro derramado.
La geisha… duerme.
Los visillos vulnerados por la luz de la mañana transparentan el alma.
La geisha… duerme.
Un recuerdo del antiguo Edo se hace acuarela en su sueño y despierta a la contemplación, la bella Asahi abre los ojos.
La noche… duerme.
Texto e imagen © Felipe Espílez Murciano