Asomada de Carmen Nöel
Asomada a las fauces del crepúsculo
renuevo en mi garganta
el grito de la noche;
desde su misterioso cauce
prolongado y tibio,
contemplo la infinita soledad del hombre.
La triste y desvalida soledad que le acrecienta y llama.
La triste y desvalida soledad que le desnuda.
Despierta sobre el más helado beso de la aurora
descubro el infinito océano de luz que nos desvela.
La seductora certidumbre de saber que estamos vivos.
El deslumbrante pensamiento que prorrumpe
junto al filo universal del absoluto.
© Carmen Nöel
Imagen de Evgeni Tcherkasski en Pixabay