Bienvenido al cine, bienvenido a Hollywood

Cuando uno piensa en Hollywood automáticamente le viene a la cabeza el mítico cartel que se encuentra en la colina del monte Lee, en el parque Griffith. Hoy queridos lectores, vamos a conocer la historia que se esconde tras las gigantescas letras (miden 14 metros de alto y 106 metros de largo) que anuncian “La meca del cine”, un cartel conocido por todos.


Hollywood, como la meca del cine

Antes de empezar con la historia de nuestro cartel, tenemos que hacernos una pregunta y es ¿cómo llego a ser Hollywood la meca del cine?

Hollywood, es un barrio de la ciudad de Los Ángeles, pero no fue siempre así. De hecho, en 1903 se convirtió en municipio, sin embargo, esa situación duró poco y en 1910 varios concejales votaron a favor de integrarlo nuevamente en Los Ángeles. Sin duda el hecho de no disponer de agua suficiente fue el principal detonante, ya que así consiguieron disponer de la misma a través de la red de suministro de la ciudad.

Y mientras en Hollywood se discutía esa integración, en la costa Este, en Nueva York y Nueva Jersey se estaba librando lo que más tarde se conocería como “La guerra de las patentes”. Thomas Alva Edison monopolizaba la industria del cine, pero los autores independientes se negaban a pagar las tarifas de las licencias de uso de las cámaras de la película virgen y de los proyectores.

Y de esa reacción al monopolio Edison nació un trust llamado “General Film Company” que decidió dejar Nueva York e irse a la otra punta del país, con el único objetivo de alejarse de Edison y su equipo de abogados. Efectivamente, querido lector, seguramente ya lo ha adivinado: Trasladaron los estudios a la costa Oeste donde acababa de nacer Hollywood como la meca del cine.

En 1911 se fundó el primer estudio de Hollywood y ese mismo año se establecieron allí, quince estudios más.


El origen del cartel

El cartel original se instaló en 1923, pero no es tal y como lo conocemos actualmente ya que su misión era la de publicitar una nueva residencia de lujo, casitas de lujo ubicadas en las colinas del monte Lee y que se conocería como “Hollywoodland”. No era el cine, sino el negocio inmobiliario, el que hizo nacer a nuestro cartel.

Las letras del cartel estaban rodeadas por 4.000 bombillas y un gran foco lo iluminaba por las noches.

La idea era que estuviera instalado un año y medio, pero tras la Segunda Guerra Mundial, se decidió quitar las últimas letras y mantener el resto. Fue entonces cuando nuestro cartel apareció como lo conocemos actualmente.

La decisión se debió a que, por aquel entonces, la industria del cine ya había empezado a tener mucha fuerza y las letras empezaban a convertirse en un icono de los principales estudios que habían decidido mudarse a Hollywood desde Nueva York.

Primer cartel de Hollywood

Restauración

La ciudad declaró el letrero Monumento histórico-cultural de Los Ángeles en 1973.

Pero a pesar de eso, era necesaria una financiación para restaurarlo pues ya se encontraba en unas pésimas condiciones.

En 1978, el cantante Alice Cooper y el editor Hugh Hefner organizaron una recaudación de fondos masiva para restaurarlo. La idea era que se hicieran aportaciones y que cada letra perteneciera a un donante en concreto, el que hubiera hecho su aportación.

En concreto, fueron nueve los donantes que apartaron 27.700 dólares cada uno, con lo que pudieron financiarse las letras de acero para que fueran de larga duración

El nuevo cartel fue descubierto en el 75 aniversario de Hollywood, en 1978, ante una audiencia televisiva de 60 millones de espectadores. Todo muy hollywodense.


El fantasma de Hollywood en la letra “H”

Como buen icono del cine, al cartel de Hollywood no le podía faltar su fantasma particular. Se trata de la actriz Peg Entwisltle, que esconde una historia muy triste.

La actriz gozaba de un éxito relativo en el teatro en Nueva York, a finales de la década de 1920.  Pero la vida no le dio grandes papeles y sobre todo no le dio papeles en el cine, que es lo que ella ansiaba.

la actriz Peg Entwisltle

Pero en ese momento de desesperación, consiguió por fin un papel en el largometraje titulado “Thirteen Women”. Aunque eso solo sirvió para hacer crecer su frustración ya que no consiguió la repercusión que ella esperaba y no la volvieron a llamar para otra película.

Esta situación hizo que cayese en una depresión de la que no logró salir, hasta que finalmente se suicidó, lanzándose desde la letra “H” de nuestro cartel.

Las ironías de la vida hicieron que a los pocos días de haber sido encontrada en la colina donde se ubican las grandes letras, con una nota de suicidio en su bolso, su padre recibiera una carta donde por fin le daban un papel protagonista en una película cuya historia era la de una mujer, invadida por la locura y que había tomado la decisión de suicidarse.

La realidad superó a la ficción y a raíz de su suicidio, nació una leyenda urbana en la que se afirmaba que se podía ver su fantasma, por eso se le llamó “la dama de blanco de Hollywood”. Una historia propia de una producción de Hollywood. 

Y es que Hollywood es un lugar de contrastes, donde conviven sueños con frustraciones, dinero y glamour, que se escapan para muchos actores que se acercan y se acercaron a las grandes productoras. Lo que nos hace pensar en lo que hay detrás de cada gran película.

Aunque como decía la gran Scarlett O’Hara en “Lo que el viento se llevó”:

“Ya lo pensaré mañana”. ¡Hoy toca disfrutar del sueño del cine!


© María Ángeles Espílez Murciano
Imagen de De Oreos – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1344533

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