Carmen Conde Abellán (y II)

La guerra civil

Iniciada la guerra civil, Oliver decidió unirse al ejército republicano, poniéndose a cargo de la emisora ​​Radio Frente Popular número 2. Carmen le siguió por distintas ciudades andaluzas, pero, finalmente, tuvo que regresar a Cartagena para cuidar a su madre. 

En marzo de 1937, Conde trabajó como maestra interina de la Escuela nacional de niñas n.º 3 de Murcia. También impartió clases a adultas analfabetas en la Casa de la mujer de la Agrupación de mujeres antifascistas. En 1936, publicó su artículo Enseñanza nueva en 1936, en la revista Mujeres libres.


La posguerra

Al terminar la contienda, Oliver vivía recluido en casa de su hermana, en Murcia. Por su parte, Carmen se instaló en El Escorial, en casa de sus amigos, los Alcázar-Junquera. Para comunicarse con su marido se valía de su amigo José Ballester Nicolás, director de La Verdad.

En 1944, Carmen fue juzgada por haberse decantado por la República, con fallo de sobreseimiento provisional.


Los años posteriores

En 1941, Carmen se instaló con Junquera en la calle Wellingtonia de Madrid, en una casa de Vicente Aleixandre, que residía en la planta baja. 

Desde 1944 a 1951, colaboró en Radio nacional de España. 

En 1945, el matrimonio pudo, al fin, reunirse de nuevo. En un primer momento, residían en la pensión Valls de la calle Goya, con la madre de Carmen, hasta que en 1949 se trasladaron a la calle Ferraz. Carmen se encargó de la asesoría literaria de la editorial Alhambra y colaboró en la sección bibliográfica del  CSIC y en la de publicaciones de la Universidad Central de Madrid. Esos años fueron muy prolíficos y en ellos publicó algunas de sus obras poéticas más importantes.

En 1956, el matrimonio se hizo cargo de la gestión de la cesión del archivo de Rubén Darío al Ministerio de Educación Nacional.

El 28 de julio de 1968 muere Antonio Oliver y tres años más tarde Conde promovió la edición de las obras completas de su marido.

Volvió a vivir con Amanda Junquera, viuda también, en la calle de Wellingtonia. Organizado por Carmen Llorca, directora del Ateneo madrileño, hizo un viaje a China que plasmó en uno de sus últimos libros.

En 1978 fue elegida académica de número de la Real Academia de la Lengua, siendo la primera mujer elegida.

Carmen Conde Abellán

Su legado

A partir del año 1982, todavía en plena creación literaria, empezaron a manifestársele los primeros síntomas de alzhéimer. A pesar de ello, Carmen Conde siguió trabajando e, incluso, se le otorgó el premio nacional de literatura infantil.

En septiembre de 1992 legó testamentariamente toda su obra literaria y la de su marido al Ayuntamiento de Cartagena.

Los últimos años de su vida los pasó en una residencia de Majadahonda, en Madrid donde murió e l8 de enero de 1996.

Guardaré mi voz en un pozo de lumbre
y será crepúsculo toda la vida.

Ya girarán más leves los cuchillos
porque no encontrarán donde herirme.

Erguida de rocíos negros,
para ti cantaré.

Carmen Conde


© Felipe Espílez Murciano

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