Carteles luminosos (I): Times Square
Existen numerosos lugares en el mundo que tienen alguna plaza, calle o espacio destinado a publicidad luminosa. Y precisamente eso es lo que vamos a tratar en varias entregas. No vamos a centrarnos en los carteles sino en su ubicación. El mundo de las luces entrará por las pantallas de sus ordenadores y este mes de mayo lo hará desde Times Square.
Querido lector, le invito a que nos demos un paseo por la ciudad que nunca duerme ¡nos vamos a New York!
El nacimiento de Times Square
Efectivamente, uno de los lugares más emblemáticos, en el que todos pensamos cuando nos hablan de rótulos luminosos, es Times Square, que se ha convertido en un icono mundial de la animación y los carteles luminosos.
Por algo está considerado el punto de mayor impacto publicitario del planeta, ya que por allí pasan diariamente medio millón de personas. Aunque estos datos son de antes de la pandemia, no cabe duda de que se trata de un punto estratégico en cuanto a publicidad se refiere. Otra cifra: en vísperas de año nuevo alrededor de un millón de personas se reúnen para celebrar la famosa bajada de la esfera de saroski, que marca el fin de año cada 31 de diciembre. Los números son astronómicos y espere a que lleguemos al precio de los espacios publicitarios.
Times Square, es en realidad una intersección en Manhattan, situada en la esquina de la Avenida Broadway y la Séptima Avenida. Pero antes de denominarse así se llamaba Longacre Square. Cuesta creer que en esa plaza había construidas muy pocas casas. Pero sí tenía muchos campos de cultivo y explanadas destinadas a la cría de caballos.
La situación cambió cuando el actual periódico The New York Times, cambió su sede a Longacre Saquare, concretamente al edificio denominado “One Times Square”, que fue creado en 1904. Albergaba las oficinas del periódico más importante de la ciudad y por ende el culpable de que Longacre Square, empezara a conocerse como Times Square, a pesar de que el periódico permaneciera en ese edificio muy poco tiempo, menos de diez años.

Los primeros años de Times Square: dos caras de la misma moneda
Times Square, crecía en la misma medida que crecía Nueva York, hasta el punto de convertirse en el centro de la multiculturalidad, que además estaba lleno de teatros, hoteles y restaurantes. Y lo que lo hacía más atractivo es que varias figuras de la época Irving Berlin, Fred Astaire, y Charlie Chaplin, pasaron por Times Square entre 1910 y 1920.
Pero esa cara también tenía su cruz. En ese mismo período, la zona se vio invadida por delincuencia y corrupción. No cabe duda que los establecimientos destinados a juegos de azar fueron los culpables de la degradación de la zona y prueba de ello reside en uno de los episodios más tristes que vivió esta plaza: El caso de Charles Becker.
El caso Charles Becker
Efectivamente, los casinos ilegales fueron el foco de la degradación de Nueva York y de este policía llamado Charles Becker, que utilizaba su puesto para extorsionar dinero a estos casinos y que llegó a atesorar en estas actividades, una suma superior a los 100.000 dólares de la época.

La extorsión consistía en que Becker les pedía dinero a cambio de no investigarlos, creando una trama en la que participaban otros policías y políticos corruptos. Sin embargo, el tema se le fue de las manos cuando un extorsionado puso en conocimiento del periodista Charles S.Whitman estas operaciones. Su nombre era Rosenthal y dos días después de haber informado a la prensa, fue ametrallado por un grupo de francotiradores.
En el curso de las investigaciones se descubrió que habían cometido el asesinato a instancias de Becker que fue juzgado y condenado por estos hechos, a pena de muerte. Lo ejecutaron el 30 de junio de 1915 en la silla eléctrica.
El suceso conmovió a Estados Unidos, tanto es así que en 2019 nos sorprendía la noticia que Sylvester Stallone interpretaría a Charles Becker en la serie que se está rodando y que llevará por título “Tenderloin”, que no es otro que el nombre del barrio cuya esquina noreste corresponde precisamente a Times Square.
La situación de inseguridad en Times Square continúo muchos años más, y no fue hasta 1994 cuando el alcalde Rudolph Giuliani llevó a cabo un plan para reformar la zona aumentando su seguridad, para lo que promovió el cambio de determinados negocios ilegales por establecimientos de lujo, lo que le confirió a la zona un nuevo atractivo turístico, aunque también estas acciones tuvieron sus detractores que consideraban que Times Square estaba perdiendo esencia y carácter.
La fotografía de: El beso
Pero no todo era corrupción y marginalidad en Times Square. De hecho era un lugar que empezaba a conocerse por su bullicio, sus cines, teatros y luces que lo hacían muy atractivo no sólo para los neoyorkinos sino para el resto del mundo que veía su crecimiento.
Y por supuesto, también albergó episodios maravillosos que han pasado al recuerdo colectivo, como la famosa fotografía del beso, que seguro todos recordarán.

El día 14 de agosto de 1945 en medio de los festejos por el fin de la guerra, el fotógrafo Alfred Eisenstaedt captó a un marinero estadounidense besando a una joven vestida de blanco.
Una semana después la fotografía fue publicada en la revisa Life y poco a poco fue convirtiéndose en un icono popular por su frescura y espontaneidad. Todo el mundo quería saber los nombres de los protagonistas, pero ni el propio fotógrafo los conocía.
Sin embargo, en 1970 Edith Shain, escribo a Eisenstaedt y le contó que ella era la mujer de la fotografía. Al parecer ese mes de agosto de 1945, estaba trabajando como enfermera en un hospital de Nueva York. Al enterarse del fin de la guerra salieron a la calle y se acercaron a Times Square, allí, y nada más salir del metro, un marinero la agarró del brazo y la besó.
Eisenstaedt, tuvo que esperar hasta 2007 para conocer la identidad del marinero: Glenn Edward McDuffie.
Cada año desde el 2004, miles de personas se reúnen para recrear la fotografía vistiendo igual que nuestros protagonistas. Y es que ese beso robado ya forma parte de la historia de Times Square.
La luminosidad de Times Square
Fuera como fuese, la vida continuaba en Times Square. A pesar del incidente de Charles Becker y de la degradación de la zona, en 1917 se instala el primer cartel luminoso. Y esto sólo sería el principio porque Times Square ha llegado a brillar tanto que dicen que su luz puede observarse desde el cosmos, siendo uno de los pocos lugares del planeta que los astronautas pueden ver cuando llegan al espacio.
Y ya habrá observado mi querido lector, que Times Square es sobre todo cifras, y además escandalosas. Pues bien, aquí viene otra exageración: Una empresa puede llegar a pagar 4 millones de dólares por año solo por el alquiler del espacio para colocar su cartel luminoso.
El negocio es tan grande, se calcula que mueve alrededor de 70 millones de dólares anuales, que en la actualidad el código urbano de New York para esta zona exige que los edificios cuenten con todos los elementos técnicos y de seguridad necesarios para alojar carteles luminosos. No se desaprovecha ni un centímetro.
Coca Cola, el anuncio más antiguo
Pero de todos los carteles luminosos que podemos encontrar el más barato es el de Coca Cola, aunque pueda no parecerlo ya que paga anualmente un millón de dólares. Esto se debe a la antigüedad del contrato. La primera valla publicitaria de Coca Cola en Times Square data de los años 20 y desde entonces esta publicidad no ha abandonado la plaza.

Es cierto que las cifras de las que estamos hablando son millonarias, pero también es preciso valorar que un cartel en Times Square, no sólo es visto por miles de personas que se pasean por la plaza, sino que también aparecerá en películas, en vídeos, en televisión… Esa es la razón de que las empresas realicen contratos millonarios porque los beneficios de exposición y visibilidad son también importantes.
Y hasta aquí, algunas pinceladas de la historia de Times Square. Luz, bullicio, cultura, corrupción, amor… todo cabe en esta plaza porque es tanta la gente que pasa por aquí que es lugar vivo y en continuo movimiento. La propia estética de los carteles también va cambiando con los tiempos.
El mes que viene volveremos con más luz, porque ya no podemos dejar de viajar y… nuestros carteles nos iluminarán el camino.
© María Ángeles Espílez Murciano
Imagen de Armando Olivo Martín del Campo