Casi, casi de Felipe Espílez Murciano

Contemplando El pinar, desde el Óvalo de Teruel, horizonte de verdes soñados

En la quietud de mi alma,
oasis placentero del sosiego,
se coló, traspasando la piel de la calma,
tu escalofrío de fuego.

Iba cargado de distancias,
de olvidos de cartón humedecido,
repleto de ocasos sin fragancia
y culminado de amor ya perecido.

Era un casi nada y fue un casi puedo,
una casi llama que se ahogó en su propio fuego.


Texto e imagen © Felipe Espílez Murciano 

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies