Cassandre
«El trabajo de un cartel demanda del pintor una renuncia completa. No puede expresarse él mismo de esta manera, incluso si pudiera, no tiene derecho a hacerlo. La pintura es una proposición autosuficiente. No así el cartel. Un medio, un atajo entre el comercio y el posible comprador. Una especie de telégrafo. El artista del cartel es un operador; no emite un mensaje, simplemente lo pasa. Nadie pregunta su opinión. Él solo espera establecer una conexión clara, potente, exacta.» Querido lector, hoy hablamos del cartelista y diseñador gráfico: Cassandre y nada mejor que empezar con una de sus citas más famosas, en la que define lo que él considera un cartel y su diferencia con la pintura.
Primeros pasos
Adolphe Jean-Marie Mouron, conocido por el seudónimo de Cassandre, nació el 24 de enero de 1902 en Járkov, ciudad de Ucrania. De padres franceses, a los 13 años se trasladaron a París y él empezó a estudiar en la Academia de Bellas Artes.
Europa atravesaba un tiempo de incertidumbres: el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 o la Revolución Rusa, tres años después, y nuestro protagonista tenía que trabajar para costearse sus estudios. Pero esta situación, para él supuso una oportunidad, ya que pronto se distinguió por dibujar carteles con estilo caricaturesco, influenciado por la escuela alemana de Bauhaus.
Lo cierto es que Cassandre, se dejó influenciar por todo tipo de movimientos artísticos de la época, como el cubismo, el purismo de Le Corbusier, e incluso el futurismo. Esto hizo que su arte fuera rico, lleno de matices, y que poco a poco fuera adquiriendo su propia personalidad que es la que hoy conocemos, de figuras geométricas Art Deco, con colores metálicos y bordes afilados.

Su primera empresa
Y esa evolución, hizo que en 1922 consiguiera abrir su primer estudio y que empezase a firmar todos sus trabajos bajo el seudónimo de Cassandre, en honor a la sacerdotisa de la mitología griega.
Un año más tarde, le concedieron el primer premio en la Exposición Internacional de Artes Decorativas por su cartel Au Bucheron. Este premio le catapultó a la fama y desde ese momento empezó a mostrarnos una época a través de imágenes impactantes, porque así concebía él al cartelismo: “Un cartel dirigido al apresurado viandante, hostigado por un alud de imágenes de todas clases, ha de provocar sorpresa, violentar la sensibilidad y señalar la memoria con una huella indeleble”

Su época dorada
Aquí empieza lo que se puede llamar, su época dorada en la que nos deja trabajos maravillosos, que seguro que mi querido lector reconoce. Durante los años 30 se le consideró como uno de los diseñadores de carteles más importantes en Francia.
A esta época corresponden trabajos tan maravillosos como su mítico cartel de Normandie, o Pivolo Aperitif.

Sin embargo, una de las pasiones de Cassandre es su faceta de diseñador tipográfico. De hecho, en esta época, inició una estrecha colaboración con Charles Peignot, también diseñador tipográfico, con quién desarrolló tipografías muy conocidas como Bifur, Acier, Acier Noir y la más emblemática Peignot. Años más tarde, fundaría con él la Alianza Gráfica.

Sus últimos trabajos
Tras el éxito en Europa, decidió trasladarse a Estados Unidos, donde trabajó como diseñador de portadas de revistas, hasta su marcha en 1936, dejando una profunda admiración en el pueblo americano que llegó a calificar a sus obras como surrealistas.
Cuando regresa a París, decide dejar el cartelismo y volver a la pintura, incluso llega a trabajar como escenógrafo y diseñador de vestuario.
Pero la aparición de nuevas corrientes como el Nuevo Realismo o el Art Pop, a las que él no supo o no quiso adaptarse, provocó que sus trabajos empezaran a ser rechazados. Se encontraba en una encrucijada, su estilo que él mismo había confeccionado a lo largo de los años y que lo definía, era ahora, su propia muerte como cartelista.
No obstante, aún le quedaba por realizar su último trabajo, tan emblemático como los anteriores. Fue en 1963, cuando diseñó la imagen y tipografía identitaria de la casa de modas Yves Saint Laurent. Sin duda, sus cualidades tipográficas ayudaron a la creación de este diseño que acompañó a la marca durante muchos años.

Pero a pesar de algún que otro éxito, pesó más ese rechazo continuo a sus nuevos trabajos, y Cassandre entró en una profunda depresión que le llevó al suicidio en 1968.
Cassandre temía que estos últimos rechazos a su trabajo, hicieran que el público lo olvidase, y nada más lejos de la realidad. Todos conocemos, por lo menos alguno de sus trabajos.
Pero lo que es más importante, es imposible entender el cartelismo sin estudiar el trabajo de este maestro. Su influencia, es innegable e incontestable.
Y no existe mejor prueba de lo dicho, ni mejor final, que uno de sus carteles. Me ha costado encontrar uno para finalizar esta colaboración, pero al final me he decantado por el que realizó para el periódico «L`Intragsigeant» en 1925. Sencillo, impactante, contrastando colores y tintas y con una tipografía que forma parte de la imagen. Con éste me quedo y con éste le dejo, mi querido lector.
