Cinco años y un día: Cuarto año
Sin quererlo comienzo a olvidarte, a inventar nuevas historias en donde tú no existes. Cierro las cortinas, el ambiente carcelero aún me agobia. Respiro, sabiendo que alguien más respira desde el fondo de mi abismo y se cubre el rostro con las manos como espantando los males, luego palpita una y otra vez hasta que su ritmo me lleva al pequeño océano en donde navega, despacio, despacito, sin saber de gritos ni motines. Y ocurrir justo ahora que te daba por muerto y me había acostumbrado a dormir con mis fantasmas, a restregar mis deseos en sus espaldas ficticias. A veces te lloro, cuando pienso que has cambiado hasta adoptar un nuevo estado, infrahumano tal vez. No es mi culpa, tampoco es mi Karma de traficante arrepentida o algo así; es el amor que se escapó por la celosía un día cualquiera en busca de libertad, dejándome unos latidos en tu nombre, sólo para fastidiar.
Continuará…