Cinco años y un día: Un día
Tu vida, la mía, un niño jugando sobre una cuerda floja, los sueños fugitivos que jamás capturamos deambulan para siempre en la estratosfera, al ritmo de una música espectral.
Nos miramos de reojo en la oficina gris como tu uniforme del penal, un juez nos apresura, tiene prisa, es hora de firmar el divorcio de una vez. Cojo el bolígrafo vigorosamente, escribo a ojos cerrados. Haces lo mismo sin dudar. Luego nos vamos, por distintos caminos, tras la ninfa indómita de la libertad.
Fin
© Roxana Heise
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