Collar de veneno
Buscarán los hoteles donde echar a dormir su tristeza, juntando sus dos soledades hasta que se doble la cama de la ausencia perfecta, con un pasado de flores muertas y un futuro de dientes de lobo mordiendo a la luna indispuesta.
Buscarán el calor del pecho contrario y, cuando se quemen, solo les quedará el hielo del amor arrugado.
Y volverán a sus casas con un secreto guardado detrás de sus ojeras, mientras el remordimiento busca un hueco donde roer el pasado.
Allá, en el hotel, quedarán las sábanas revueltas y, aquí, en sus casas, un olor los delatará. El olor de la traición que nunca se borra. Porque se queda en el cuello. Como un collar de veneno.

© Felipe Espílez Murciano
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