Cuando la química huele
Crear una fragancia es como componer una partitura (Alberto Morillas)
Creo que este mes la presentación del artículo es lo suficientemente obvia para que ya hayáis adivinado de qué va el tema. Sí, me apetecía mucho hablar sobre los perfumes y ya ha llegado ese momento.
El olfato quizás sea el sentido más desconocido, esencial para la supervivencia de muchos animales, pero infravalorado por el ser humano en comparación con la vista y el oído. Sin embargo, es el más directo e inmediato de todos nuestros sentidos, el que supera las distancias que necesita el tacto o la vista, el que nos evoca más recuerdos y el que más tiempo perdura en nuestro cerebro. Realmente es un preciso y riguroso sensor químico pues los olores que nos rodean no son más que una mezcla de volátiles moléculas químicas. Pero como sentido, seguro que hablaré más detalladamente en algún momento del futuro; ahora me quiero centrar en los perfumes, esas etéreas moléculas que tanto placer o tanto desagrado nos proporcionan.
Puedo asegurar que el olfato es mi sentido más sobresaliente, tanto para lo delicioso como para lo repugnante; si yo te digo que la basura comienza a oler mal, hazme caso, quizás tardes un buen rato en percibirlo, pero lo harás, porque ya está apestando, aunque aún no lo notes. He llegado a distinguir el olor de una patata podrida que estaba dentro de un armario de la cocina, la verdad es que entonces era mucho más joven, no sé si hoy lo lograría… Quizás por eso disfruto tanto con los olores exquisitos (al menos para mí): el de los jazmines, madreselvas, azahar o dama de noche, el petricor de la lluvia, el del salitre en la orilla del mar, el de la hierba recién cortada, el de los cipreses u otras coníferas movidos por el viento. Sí, hay muchos olores que me encantan y no soy, evidentemente, la única.
Estos aromas han encandilado al ser humano desde los inicios de la humanidad; ya en el neolítico descubrieron que el humo producido al quemar ciertas maderas y resinas era mucho más agradable de oler que cuando quemaban otras. De hecho, la palabra perfume deriva de la expresión latina per fumum, es decir, a través del humo. Ya supondréis que este tiene una historia extensa y que va emparejada a la historia del hombre a través de los siglos; posiblemente en un futuro aparque durante un mes la ciencia y me dedique a contaros esa historia, bueno, realmente a resumirla porque os aseguro que es larga y con numerosos episodios, a cada cual más interesante.
Pero en este momento me dedicaré a indagar en la parte química e industrial. Ya he comentado lo mucho que me atraen los aromas y siempre me han atraído los artículos que versan sobre ellos. En ellos he encontrado términos muy diversos, y la verdad es que nunca había acabado de distinguir si correspondían a simples sinónimos -para dar variedad a la lectura- o estaban refiriéndose a conceptos muy diferentes entre ellos: perfume, fragancia, esencia, agua de toilette, agua de colonia, elixir, familia olfativas, siglas, fragancias nicho, colecciones de diseñador, etc. Vamos, pues, a intentar aclarar un poco este embrollo.

El perfume, como definición, es una mezcla de aromas más o menos complejos que se unen más o menos armoniosamente. Los ingredientes para fabricarlo son la sustancia aromática (la esencia también conocida como aceite esencial), propilenglicol (C3H8O2), etanol desnaturalizado (C2H6O), fijador de aroma y agua destilada o mezclas muy similares, que ya sabemos lo puntillosa que es cada una de las fuentes a la que se consulte. Esos aceites y esencias aromáticas pueden ser de origen vegetal (flores, aromáticas, cítricos, maderas, especias, algas, resinas, raíces…), animal (almizcle y ámbar gris) o sintético (estos últimos a partir del siglo XX). La mayoría de los perfumes contienen alrededor de 20 o 30 esencias diferentes, llegando los más complejos a superar las cien. Por ejemplo, con Chanel nº 5 el perfumista usó alrededor de 80 sustancias (esencias de flores y aldehídos) para lograr el perfume, el cual se llama así porque era el quinto de la serie de diez perfumes que el perfumista Ernest Beaux elaboró para el encargo de Coco Chanel. Actualmente existen una gama de más de tres mil moléculas sintéticas que permiten que la industria (que mueve más de siete mil millones de dólares anualmente en todo el mundo) genere una mayor variedad de olores y, al mismo tiempo, sea más respetuosa con el medio ambiente; baste señalar que se necesitan varias toneladas de jazmines o rosas para conseguir un kilo de esencia o que por obtener almizcle se estuvo casi a punto de extinguir al ciervo almizclero. En los últimos años se observa entre el público una quimiofobia que abarca todos los campos del consumo y de la cosmética y la perfumería no iba a quedar fuera de esa moda y en todos los casos es debida a la falta de cultura científica. Por eso quiero insistir en que no existen perfumes sin químicos pues, aunque la fragancia esté hecha a partir de los pétalos de una flor, el aroma que emiten no son más que moléculas químicas (como ya he explicado antes); sería mejor referirse a si los ingredientes son de origen natural o sintético. También quiero comentar que, aunque las flores tengan un olor característico, a veces este se pierde en la extracción de la esencia o que existen aromas que son imposible de destilar (como el olor a mar o a bosque) y que los aromas de origen natural huelen porque llevan moléculas químicas que son las que originan dicho olor: ésteres (en la lavanda), aldehídos (los cítricos son ricos en ellos), alcoholes, cetonas y fenoles, por ejemplo.

Cuando nos perfumamos a veces somos capaces de reconocer algunas de las esencias que lo forman. A estos aromas que podemos identificar se les llama notas. Hay tantas sustancias usadas en perfumería que se las suele agrupar atendiendo a su capacidad de evaporación pues existen las que se desaparecen en cuestión de minutos hasta las que son capaces de permanecer varias semanas.
Así se clasifican en:
- Notas altas (de cabeza o de salida), las más efímeras; son las que se perciben en los primeros quince minutos y aún se aprecian un par de horas después.
- Notas intermedias (de corazón o cuerpo), las que caracterizan al perfume; se perciben a partir del cuarto de hora y permanecen unas seis horas. Deben armonizar con los otros dos tipos de notas.
- Notas básicas (de fondo), son las que se evaporan muy lentamente. Reafirman la identidad del perfume. Suelen ser esencias que profundizan el perfume y que actúan como fijadores; madera, ámbar, almizcle, especias o resinas son algunas de ellas. Aparecen a partir de las dos horas y son las que se fijan a la piel.

Ahora intentemos aclararnos con las diferentes modelos que podemos encontrarnos en el mercado de los diferentes perfumes -incluso de las mismas marcas- y que siempre depende de la cantidad de esencia contenida en esa presentación (a mayor cantidad, mayor precio):
- Perfume o Parfum. Tiene la mayor concentración de esencia, entre el 20 y el 30%. En algunas ocasiones puede llegar al 40% pero en estos casos se les llama elixir. Puede perdurar ocho horas e incluso más en algunas firmas; es recomendable que se dosifique su aplicación, usando unas pocas gotas en muñecas o cuello. Se reservan para la noche o para ocasiones especiales.
- Eau de Parfum (EdP) o Agua de perfume. Suelen tener una concentración del 15% aunque puede variar entre el 10 y el 19%. Es la forma comercial más habitual de encontrar. Su aroma se mantiene durante unas seis horas. En verano es mejor reservarla para las noches más frescas y también se pueden usar en lugares cerrados con aire acondicionado. Es una buena alternativa al perfume pues su precio será bastante menor.
- Eau de Toilette (EdT) o Agua de Baño. Su concentración se sitúa entre el 6 y el 10%. Suelen ser fragancias más frescas que aguantan hasta tres horas. Excelentes para el verano y para las personas que no se atreven con aromas demasiado potentes.
- Eau de Cologne (EdC) o Agua de Colonia. En ellas nos encontraremos un 5% de fragancia, aproximadamente. Perfecto para usar con calor, aunque su aroma no nos durará mucho tiempo. La original está registrada como marca; fue creada por el italiano Johannis Maria Farina en 1709 y su nombre se debe a que residía en la ciudad de Colonia. Él mismo describió su fragancia como “Mi perfume recuerda a una hermosa mañana de primavera después de la lluvia. Está hecho de naranjas, limones, bergamotas, flores y frutas de mi país natal. Me refresca mientras estimula mis sentidos y mi imaginación”.
En los últimos años también nos podemos encontrar con los body splash o splash perfumes (EdS), que nunca superan el 3% de concentración y que a veces están registrados como marcas.
Ya veis que nos encontramos en un universo muy particular donde sentidos, química, consumo y mercadotecnia se mezclan continuamente. Por ello voy a comentar unos cuantos conceptos más que nos podemos encontrar por las revistas o artículos que versen sobre los perfumes.
Una fragancia nicho es un perfume distribuido por una marca dedicada exclusivamente al mundo de la perfumería (Creeds, Amouge…) o por perfumistas independientes (ATH, Tauer…). En cambio, cuando nos encontremos con los perfumes de diseñador, se estarán refiriendo a marcas que comercializan más productos además de perfumes (Chanel, Versace, Armani, Carolina Herrera…). Y cuando se habla de colecciones privadas de diseñador (por ejemplo, Maison Christian Dior de Dior) indica que son composiciones exclusivas y con los mejores ingredientes de las casas de diseñador y que se encuentran en un nivel similar a las fragancias nichos y que suelen ser tan exclusivos como sus precios.

Quizás te estarás preguntando cómo se consiguen esas esencias desde la materia prima. Existen diversos métodos:
- Destilación, por arrastre con vapor de agua; debido al calor se destruyen ciertos componentes y el olor resultante no es el mismo de la planta original, como pasa, por ejemplo, con la lavanda, el romero o el tomillo.
- Prensado, usado con las cortezas de los cítricos. Al ser un proceso en frío la esencia huele como el fruto fresco.
- Exudación, mediante cortes en la corteza, que proporciona sustancias complejas como bálsamos, gomas y resinas; algunas de ellas se suelen utilizar como fijadores de aromas.
- Pirogenación, con las breas y los alquitranes
- Maceración, sumergiendo la planta en grasa a 60 o 70ºC (también se puede hacer en frío) , quedando los aceites esenciales absorbidos por la grasa y separándose los restos sólidos; esto se repite varias veces hasta que la grasa quede saturada. Entonces se extraen los aceites mediante disolventes.
- Extracción, usando disolventes fijos o volátiles. Es un método para plantas muy delicadas cuyos aromas se perderían totalmente con la destilación. En la actualidad es el método más aplicado por la industria. Es, además, el más rentable porque se pueden recuperar y reutilizar los disolventes (éter de petróleo y benceno, los más comunes).
- Enfleurage, técnica de origen francés usada con los jazmines y los nardos. Los pétalos se depositan sobre una capa de grasa durante 24 horas y después separan los aceites con alcohol.
No quiero olvidarme de las familias olfativas. A estas alturas ya sabemos la enorme cantidad de esencias y perfumes diferentes que existen, pero muchos de ellos comparten rasgos comunes. Por eso suelen agruparlos en familias según la fragancia que domine en cada uno de ellos. No es una clasificación exacta y suele variar según quien la realice. Las más habituales son: frutal (muy popular en los últimos años, destacan por ser bastante naturales), verde (la única asociada a un color y con un cierto carácter masculino al contener notas de madera, de pino o gálbano -olor áspero que recuerda a los bosques-), aromática (también es una gama masculina, con plantas aromáticas y notas de madera, pachuli o musgo entre otras), helecho o fougère (también masculina aunque las primeras creaciones fueron para mujer, siempre contienen lavanda y musgo de roble, con notas de bergamota, curmarina o incienso vertiver), cítricos (fragancias unisex, son frescos, simples y efímeros), chipre (verdes, secos y profundos), amaderados (tanto masculinos como femeninos o unisex; contienen sándalo, pachuli, oud, cedro y vertiver con notas muy diferentes como cítricos, frutales, herbáceas, especiadas o almizcle), oriental (tanto masculinas como femeninas; son perfumes cálidos, sensuales, dulces y especiados, intensos y aptos para su uso nocturno), almizcle o musk (compuestos con las diferentes variedades del almizcle y con notas florales, a veces con matices amaderados o de ámbar; son cálidos y sensuales).
Creo que a estas alturas nuestro olfato está ya bastante saturado con tantas esencias, aromas y perfumes. Pero me gustaría añadir un pequeño párrafo dedicado a los perfumistas, esos profesionales tan desconocidos que parecen estar casi envueltos en un halo de misterio y sofisticación. De hecho, son muy pocos, apenas unos 300 en todo el mundo actualmente. Como he leído por ahí, hay más astronautas que perfumistas. Son alquimistas, personas creativas que logran transmitir sensaciones a través del olfato; son al mismo tiempo artistas y científicos.
Pueden trabajar en solitario en su propio laboratorio o en equipo en los laboratorios de una empresa que comercialice perfumes, cosméticos, productos de higiene personal, de limpieza, etc. Realizan tareas de investigación, elaboración, marketing y comercialización; seleccionando y combinando aromas (a veces durante meses) hasta crear la fórmula que se ajustan a las exigencias del cliente o del departamento de marketing (fragancia de un perfume de alta gama, ambientador, gel de baño, suavizante de ropa…) y garantizando que cumplen toda la normativa a que les obliga tanto sus propias asociaciones como las administraciones públicas sanitarias. Al mismo tiempo deberán tener buen olfato y buena memoria olfativa (es necesario conocer y memorizar todas las materias primas existentes, así como sus infinitas posibilidades de combinación posible), creatividad, imaginación, algún grado universitario en botánica y/o química, paciencia y constancia.
En España no existe ninguna titulación oficial ni estudios homologados; los perfumistas comienzan trabajando junto a los grandes maestros (llamados narices) y algunas empresas ofrecen cursos especializados o talleres de formación. Las grandes escuelas de aprendizaje se encuentran en Francia y las más prestigiosas son ISIPCA, Grasse Institute of Perfumery (GIP) y Givaudan’s Perfumery School (esta también tiene sede en Singapur).
Seguro que leyendo este artículo te has acordado de la novela El perfume de Patrick Süskind. Alberto Morillas, un sevillano considerado el mejor perfumista de hoy en día (creador, entre otras 500 fragancias, de Acqua de Gio de Giorgio Armani; CK one de Calvin Klein; 212 de Carolina Herrera; Flower de Kenzo; Pleaseures de Estée Lauder; Daisy de Marc Jacobs; Golden de Bulgari y Bloom de Gucci ) dijo de ella que “Es el más exacto relato de cómo funciona el cerebro de los perfumistas”.
Y hasta aquí he llegado en esta ocasión. Prometo que volveré en un futuro con otro artículo dedicado a la evolución del perfume a lo largo de la historia, porque merece la pena conocerla. Nos vemos el mes que viene y espero que el clima sea verdaderamente otoñal porque necesitaré de la inspiración adecuada.
La elaboración de un perfume es pura Alquimia; es paciencia, es constancia, es rigor, es sensibilidad, es belleza, es ciencia y, en definitiva, es arte. (Parque de las Ciencias)
Academia del Perfume, Amoquímicos, Boles d’Olor, Bondalti, Carner, Diario Gestión, Diario Marca, El Alambique, El Corte Inglés, El Economista, El Español, El Mundo, GQ, Harper’s Bazaar, Indeed, Infosalus, La Botica de los Perfumes, Mundo Deportivo, Oriflame, Parque de las Ciencias, Perfumarte.com, Perfumes Club, Perfumes Ideal, Pressentia, Recreación de la Historia, Sairam, Vogue España, Wikipedia, Zschimmer&Schwarz