Decisiones y causalidad
“No entiendo muy bien eso de la teoría del caos…” – Dijo ella.
“Ahh sí, simplemente se trata de la imprevisibilidad en sistemas complejos. Se resume en el efecto mariposa. Una mariposa bate las alas en Pekín y en Nueva York llueve en vez de hacer sol.”
Aún a día de hoy no sé muy bien si Malcolm (Jeff Goldblum) estaba tratando de impresionar a Ellie (Laura Dern) con su erudición, o sencillamente soltó palabras al azar para intentar un acercamiento romántico mientras el vehículo todoterreno deambulaba por el Parque Jurásico que fue construido sin reparar en gastos.
Pero… un momento… lean ahora este pequeño relato que seguramente haya ocurrido en el infinito multiverso que habitamos.
“Marina es una mujer muy supersticiosa, incluso demasiado para los estándares actuales. Hoy se ha levantado, literalmente hablando, con el pie izquierdo. Ha dormido mal y no ha tenido tiempo de pensar demasiado mientras sus ojos se abren lentamente y se rasca la cabeza. Lleva más de 30 años levantándose de la cama con suavidad y ejecutando la letanía mental que le permite apoyar siempre sobre el suelo el pie derecho en primer lugar. Pero hoy no, hoy no ocurrió de esa manera. Finalmente tantas noches de insomnio pasaron factura a su mente y procedieron a permutar el sagrado ritual matinal.
Intenta no darle demasiada importancia porque hoy es un día muy especial en el que va a tomar un vuelo a Alemania para ir a ver a su pareja, a la que hace meses que no ve. Sin embargo, es consciente de que la semilla de la inestabilidad está plantada. Decide ir en su propio coche en vez de en metro, y no quiere pedir un taxi porque le parecen demasiado caros.
Mientras conduce hacia el aeropuerto se pone a pensar que el coste del parking del aeropuerto va a ser mayor que el del taxi y mientras piensa en ello, pierde el control del vehículo y colisiona contra un bloque de hormigón del lado derecho de una de las salidas de la autovía. La carretera queda completamente colapsada.
4 coches más atrás, está en un taxi un hombre llamado Sansar, que por culpa de los acontecimientos, va a perder su vuelo hacia Vladivostok con escala en Abu Dabi. Sansar está visitando a unos familiares y a la mañana siguiente tiene una importantísima reunión con unos inversores japoneses que pueden salvar su empresa. Va a perder el vuelo y va a tener que dejar el asunto en manos de su socio, Mijail, un manojo de nervios con dos patas.
En Vladivostok, Mijail, balbuceante, tartamudeando y con el cuerpo literalmente bañado en sudor a pesar de los 9 grados bajo cero, se disculpa ante los inversores porque Sansar no podrá venir hasta dentro de dos días por cuestiones de tráfico aéreo… o algo así. Los inversores solo están disponibles esa mañana y la desastrosa intervención de Mijail hace que pierdan el interés por el negocio.
Absolutamente desolado y todavía temblando, Mijail se siente como un verdadero fracasado y decide que lo mejor para mitigar su pena es acudir a un bar local a beber vodka y cerveza en cantidades industriales. Mientras ingiere alcohol sin conocimiento, conoce a una mujer llamada Alla, una microbióloga que bebe mucho menos que él y además aguanta el alcohol mejor. Cuando el ambiente comienza a caldearse y la música acompaña, Mijail se sube a la barra del bar a bailar e insta a su recién adquirida amistad a acompañarle. Alla declina y Mijail comienza a tambalearse. Tras un par de pasos en falso, Mijail se resbala con una rodaja de limón y se precipita hacia el suelo, llevándose a Alla por delante. Entre risas y sorpresas, algunos de los parroquianos acuden a ayudar a la destartalada pareja, solo para darse cuenta de que la palma de la mano de Alla y parte de su antebrazo ostentan una espectacular grieta ensangrentada provocada por el cristal de una botella hecha pedazos.
Alla es trasladada a un hospital inmediatamente, jurando no querer volver a ver a Mijail en su vida. El resultado es un dolor indescriptible, mucha pérdida de sangre y nada más y nada menos que 26 puntos de sutura. Alla necesita estar de alta al día siguiente porque tiene que ir a Ulan-Bator imperiosamente por motivos laborales, el futuro de su trabajo e investigación dependen irremediablemente de su presencia. Pero por desgracia el médico del hospital de Vladivostok le informa de que tienen que asegurarse, mediante más pruebas, de que no haya daño en el hueso y le “prohíbe” terminantemente viajar en avión por los peligros que puedan ocasionar los cambios de presión.
Cuando Alla le informa a su compañera de laboratorio en Ulan-Batar, Naran, de que va a tener que realizar el procedimiento de esterilización de la nueva mutación ella sola, Naran entra en pánico. Digamos que es la versión femenina de Mijail, una mujer muy inteligente pero insegura, nerviosa y con la ansiedad llamando a su puerta a cada minuto de su existencia. Naran intenta posponer el procedimiento hasta que llegue Alla, pero los inversores del gobierno ruso quieren tener el virus listo para ponerlo a prueba en la península de Yamal y así deshacerse de una molesta plaga que está diezmando a toda la fauna local.
Ante la presión de sus superiores y de los inversores, Naran, completamente desquiciada, lleva a cabo el procedimiento ella sola. De los 12 pasos que tiene que ejecutar de una manera pulcra e impecable, solo comete el error de no colocarse su traje de contención correctamente, y antes de poder realizar el procedimiento, Naran se infecta accidentalmente con el virus… antes de poder realizar la mutación requerida por el gobierno ruso, que además eliminaría el peligro latente para infección en seres humanos. Ya no hay vuelta atrás, Naran está infectada con la versión preliminar del virus, que además se transmite por vía aérea. Naran no lo sabe, de lo único que es consciente es de que ha realizado su labor con éxito y que se va a tomar unas merecidas vacaciones en el sur de Italia la semana que viene.”