El alce de Doctor en Alaska
Estos últimos meses, en España, hemos podido ver la reposición de una serie clásica “Doctor en Alaska”, que se ha convertido en estos últimos treinta años en una serie de culto, avalada por importantes premios entre los que destaca un Emmy y dos Globos de Oro. Pero lo cierto es que cuando se estrenó en España, no lo tuvo nada fácil, ya que se emitía a altas horas de la madrugada y no siempre a la misma hora, después del mítico “Jazz entre amigos”, que se hacía larguísimo y que consiguió polarizar los gustos por el jazz en este país: o lo odiabas o te enamoraba… Hoy querido lector, nos adentramos en el frío de Alaska, las historias surrealistas, los personajes inolvidables y como no… nuestro querido alce.
Un nacimiento sin pretensiones
En el año 1990, los productores Joshua Brand y John Falsey, le hicieron a la cadena CBS una proposición un tanto especial.
Aprovechando que, en los meses de julio y agosto, la audiencia bajaba mucho y que a la cadena no le quedaba más remedio que emitir reposiciones, estos productores le sugirieron la posibilidad de rodar una nueva serie, de tan solo ocho capítulos. Pero este ofrecimiento tenía una condición: que les permitiesen crear con total libertad para hacer una serie diferente y un tanto experimental.
Y hay que reconocer que lo consiguieron, acababa de nacer “Northern Exposure”, aunque en cada país se tituló de forma diferente, en España se conocería como “Doctor en Alaska”. Estos capítulos arrasaron, tanto en crítica como en público, que se fidelizó con tan solo esa escasa oferta de 8 capítulos. Así que a la cadena no le quedó más remedio que encargarles a nuestros productores 7 capítulos más, pero esta vez los emitió en abril y mayo, y esta vez…. volvió a arrasar en audiencia.
Finalmente, se programó para la temporada 1991-1992, otros capítulos en horario estelar y el resultado fue que ganaron un Emmy. Ya era imparable el éxito de Doctor en Alaska.

Serie experimental
¿Pero qué tenía de especial Doctor en Alaska para cosechar tantos éxitos? Al parecer no hay una sola respuesta.
Muchos afirman que se debe a esa especie de realismo mágico que se crea con escenarios pintorescos y una fotografía espectacular, de lugares que se encuentran lejos de todo contacto con la civilización.
Otros opinan que la esencia de la serie son los personajes extravagantes, desde luego ninguno tiene desperdicio. Para quien no haya visto la serie todavía, la trama se basa en las peripecias del Doctor Fleischman, un judío de Nueva York que mandan a un pueblecito de Alaska, llamado Cicely, una vez que ha finalizado su carrera, para pagar el crédito que recibió del Estado de Alaska que fue quien financió su licenciatura en medicina. Sólo esta trama podría bastar, un urbanita en un entorno hostil y remoto como Alaska, pero los personajes que habitan Cicely, hacen que todas las situaciones se conviertan en surrealistas, hasta tal punto que el personaje “más normal” es el propio Doctor Fleischman.

También resulta muy interesante, las continuas referencias a películas, libros, arte y cultura en general, que hacían de esta serie, algo más que una comedia al uso. Chris Stevens, interpretado por John Corbett, es el personaje que encarna a un locutor de la radio local K-OSO y es el culpable de que sus oyentes se adentren en las grandes teorías políticas, filosóficas e incluso, en algún capítulo, podemos oírlo declamar poesía. Algo que no es muy fácil encontrar en las series de nuestros días.
Pero una de las razones más importantes de su éxito es, sin lugar a duda, la música. Desde la banda sonora, de la que luego hablaremos hasta las canciones que podíamos encontrar en cada episodio. En este enlace podrá, mi querido lector, buscar aquella canción que le gustó especialmente. La página está divida por temporadas, capítulos y momentos, así es muy fácil identificarla e incluso poder escucharla:
https://bandasonora.org/show/northern-exposure
La música de la cabecera de Doctor en Alaska
Y si hablamos de música y de las virtudes de esta serie, no podemos dejar de mencionar los títulos de crédito, en los que podemos ver a un alce paseando por Cicely, con la maravillosa música de David Schwartz como fondo.
El compositor David Schwartz, estudió en la Escuela de Artes Visuales de Nueva York y en el Berklee College of Music de Boston. En 1990 se decidió a componer música para cine y televisión y no empezó mal porque su primera serie fue Doctor en Alaska, con la que consiguió una nominación al Grammy a la Mejor Composición Instrumental por su tema musical, por su inolvidable banda sonora que sirve de introducción a la serie.
Lo cierto es que con la aparición de las plataformas de streaming, no prestamos demasiado tiempo y atención a las cabeceras de las series y es una pena que hayamos perdido esa costumbre, porque en algunas ocasiones son obras de arte, como lo eran las portadas de los discos. Y ese es el caso de Doctor en Alaska, que con muy pocas imágenes y esa maravillosa música, nos adentraba en ese mundo mágico de Cicely, porque como ya habrá adivinado mi querido lector, que no haya visto la serie, efectivamente, Cicely era un protagonista más de esta serie, y muy destacado.
El alce de la cabecera
Además de la música, la cabecera también tenía imágenes, pocas, pero tenía. Un maravilloso alce, paseaba por la principal calle de Cicely. El animal se convirtió en un símbolo de Doctor en Alaska. De hecho, el final de la serie, en su última escena, aparece nuestro alce.
Pero Mort, así se llamaba el alce, no era un animal domesticable, y para filmar la escena cerraron la ciudad, guiándolo con comida y filmando lo que Mort les permitió, aunque una vez editado, el resultado no podía ser mejor:
Por supuesto, el pueblo de Cicely es ficticio, aunque los productores se basaron en uno existente: Talkeetna, al sur de Alaska. Pero lo que sí existe en realidad es otra de las imágenes que componen nuestra cabecera, el famoso bar Brick, que se encuentra en Roslyn, Washington, donde se rodaba la serie, es más, el mural todavía puede contemplarse.

El final de Doctor en Alaska
El final de Doctor en Alaska no fue del gusto de todos. En la última temporada despareció Rob Morrow, nuestro querido Doctor Fleishman, y a partir de ese momento empezó a descender el interés por la serie. Además, no fueron bien tratados otros personajes, que viraron a tramas digamos, más políticamente correctas, perdiendo toda frescura e irreverencia que tanto gustaba a los adictos a esta serie.
Y entonces, llegó su final… y treinta años más tarde, en varias plataformas de streaming, deciden rescatarlo de su sueño y volver a emitirlo. Lo cierto es que Doctor en Alaska ha envejecido muy bien y está siendo todo un éxito entre la gente joven que lo ha recibido con los brazos abiertos.
En todo caso, Cicely es un buen lugar para volver a cualquier edad y que mejor compañía que Mort, el alce que nos llevará de paseo por ese pueblecito de Alaska en el que todo, todo… puede pasar.