El beso
La instantánea se hizo mundialmente famosa.
París, en una brumosa primavera de mil novecientos cincuenta.
Viandantes anónimos que caminan frente a la fachada del Ayuntamiento.
Hay una pareja de enamorados que posa para Robert Doisneau.
Probablemente, ignorantes en ese momento, de que la belleza de esa instantánea se convertiría en un icono al transcurrir de las décadas.
Es el símbolo del amor.
El amor detenido en un beso.
El beso de dos jóvenes parisinos.
Que sabe a tango de arrabal.
Que huele a bohemia.
A dulce decadencia.
A existencialismo.
A puente sobre el Sena.
A barrio Latino.
A Sacre Coeur.
A Rive Gauche.
A puestos de flores.
A artistas tan geniales como anónimos, que exponen su creación junto al río.
Ese beso es un instante detenido.
Tan hermoso,
tan romántico,
tan intemporal,
tan sagrado,
tan eterno:
Como París.