El camino perdido en la sombra del olvido

Por esa escalera que no lleva a ninguna parte, hecha de piedra de silencios de muerte, echo a volar mis pies cansados con alas de polvo de caminos remotos y subo, sin dejar huellas de pasados, hacia la luna que la habitará esta noche.

Que tengo una cita con él, en la esquina del alma, y como no sé con seguridad el camino, subo los peldaños blancos de la nada con la esperanza de incendiar el destino y encontrarlo al final de la fragancia, puro y silencioso como quisiera y con la luz de la luna clareado.

Me espera, sé que me espera, aunque nunca me lo haya dicho, el verso de amor que nunca compuse y que llevo una vida tras su estela.

Quizás esta vez también me equivoque si me engaña el corazón de nuevo, pero es la primera vez en tantos años que respirar me produce frío, frío, mucho frío.


¿Será que esta vez, sin pretenderlo, me espera de verdad el verso perdido?


Texto e imagen © Felipe Espílez Murciano

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