El cine, testigo de nuestro tiempo. El Mauritano (2021) y Errantes sin retorno (2020) dos buenos ejemplos

The Mauritanian, no sabemos porque no han traducido el titulo original,  narra la historia verídica del musulmán Mohamedou Ould Slahi (Tahar Rahim), que fue capturado en Mauritania en medio de una celebración familiar, por el gobierno de los Estados Unidos y trasladado a la prisión de Guantánamo sin cargos ni juicio alguno, donde pasó más de catorce años sometido a diferentes tipos de tortura. Slahi fue detenido bajo la Ley de Autorización para el uso de la fuerza militar contra terroristas (AUMF-AT), promulgada el 18 de septiembre de 2001. El problema era que él nunca perteneció a ninguna organización terrorista, y sin embargo el Gobierno de los Estados Unidos alegaba que era parte de AL QAEDA en el momento de su detención en noviembre de 2001, acusándolo de haber reclutado en Alemania a miembros de AL QAEDA que participaron en el 11S. Después de ir cerrando los centros de detención clandestinos que EE.UU. tenía en barcos en alta mar y en otros enclaves secretos, sólo quedó Guantánamo.

Cartel película Mauritan

La película nos cuenta como tras haber perdido toda esperanza, el protagonista encuentra una aliada en la abogada defensora Nancy Hollander (Jodi Foster) y su asociada Teri Duncan (Woodley) con muchas dudas, las cuales intentarán que se haga justicia enfrentándose a innumerables obstáculos que se van narrando a lo largo del metraje. No sería liberado finalmente hasta el 17 de octubre de 2016, lo que permite cerrar la película con imágenes reales suyas hablando sobre el calvario vivido, ofreciendo un optimismo sobre la vida y sin rencor hacia sus captores, que resulta francamente ejemplar.

Slahi escribió mientras estaba en prisión, unas memorias en 2005 en las que narraba su terrible historia, que el gobierno de Estados Unidos desclasificó en 2012. Estas, se publicaron como DIARIO DE GUANTÁNAMO en enero de 2015 cuando todavía estaba en prisión, y se convirtieron inmediatamente en un superventas internacional. Slahi ha sido el primer detenido en publicar sus memorias mientras estaba encarcelado. Sin embargo se le prohibió recibir una copia del libro y aunque escribió otros cuatro mientras estaba detenido, uno de los cuales describe «como encontrar la felicidad en un lugar sin esperanza», el Gobierno de EE.UU. no le ha permitido recoger los textos originales que continúan custodiados en Guantánamo.

El aspecto técnico

La película dirigida con pulso firme por Kevin Macdonald, nos cuenta durante dos horas con gran detalle y precisión, todo el proceso sufrido sin hacerse por ello nada pesada y pudiendo seguir la trama a lo largo del film. Hay que subrayar que, aunque aborda el tema de las torturas que sufrió Slahi, en ningún momento se recrea en ellas, demostrando así su dilatada experiencia tanto como guionista, productor y director de numerosos documentales para cine y TV, aportando una sobriedad y un ritmo que permite que la narración se siga sin esfuerzo. El guion basado en el libro de Slahi, ha sido elaborado por un equipo de tres guionistas, al frente del cual encontramos a Michael Bronner, periodista con una dilatada experiencia tanto en prensa como en cine y Televisión, destacando en United 93 y Green Zone, nominado al Oscar y ganador del BAFTA. Su trabajo como periodista en Televisión ha sido reconocido igualmente con un premio Peabody, y con el premio Edward R. Murrow de reportajes de investigación y varios premios Emmy así como numerosas nominaciones. Desde 2011, Bronner se ha embarcado en un proyecto como editor fundador de la revista en línea sin fines de lucro Warscapes. El resto del equipo lo componían Rory Haines y Sohrab Noshirvani, con experiencia previa en televisión.

Cartel película Mauritan

En el aspecto actoral debemos destacar las magníficas interpretaciones que su director consigue extraer de sus actores. Así Tahar Rahim, que ya llamara nuestra atención en El Profeta (2009), nos vuelve a ofrecer un comedido y ajustado Slahi en medio del terrible drama que le toca vivir. Por su parte Jodie Foster, está espléndida como esa abogada por los derechos civiles inasequible al desaliento, y Benedict Cumberbatch en el papel del oficial Stuart Couch, que aunque inicialmente está convencido de la culpabilidad de Slahi, cada vez tiene mas dudas conforme avanza el juicio. Cumberbatch, lejos de los excesos gestuales de otras ocasiones, consigue dotar al personaje del militar de una gran sobriedad, mostrándolo con toda sinceridad en el difícil proceso de revisar su opinión entre sus compañeros militares.

En definitiva, The Mauritanian, no solo nos cuenta la historia de Slahi con buen ritmo, sino que además nos informa con todo detalle de las circunstancias que condujeron al error de su detención y a la negativa posterior a reconocer tal equivocación por parte de las autoridades estadounidenses, y todo ello como decimos, fácil de ver gracias a su ágil ritmo.  Merecidamente fue premiada en 2020 con un Globo de Oro a la Mejor actriz de reparto (Jodie Foster) y 5 nominaciones a los Premios BAFTA en 2020, incluyendo mejor película y mejor film británico. (8,5/10)

2- LA SITUACIÓN DE LOS ROHINGYÁ

Por su parte, la historia de los Rohingyá, aunque rodada el año pasado, a causa de la pandemia es ahora cuando llega a nuestras pantallas. Habitado por más de 700.000 personas en una superficie de 13 km², Kutupalong es de lejos el campo de refugiados más poblado del mundo. Ubicado al sureste de Bangladesh, fue creado en 1991 para albergar a los refugiados Rohingyá. Se trata de una minoría musulmana que vivía en Myanmar (antes Birmania), que es en su mayoría budista, y que en un momento dado fueron perseguidos en un proceso poco analizado, por ultranacionalistas y especialmente por el ejército birmano. Después de décadas de tensión entre los dos pueblos, el año 2017 marcó una escalada de violencia sin precedentes. La quema de pueblos enteros, las masacres a gran escala, la tortura y las agresiones sexuales forzaron a los Rohingyá al exilio masivo. En pocas semanas, varios cientos de miles de hombres, mujeres y niños huyeron de su país para buscar refugio en Bangladesh.

Víctimas de un genocidio denunciado por las Naciones Unidas, los Rohingyá también son apátridas, sin nacionalidad legal, porque ningún país los considera ciudadanos. Confinados en campamentos improvisados, despojados de su libertad y aterrorizados por los horrores que experimentaron, viven una vida sin esperanza, y sufren a diario las penurias de una gran crisis humanitaria, ignorada en gran medida por los medios de comunicación.

En pocos meses, el campo de refugiados de Kutupalong se ha convertido en el más grande del mundo. Prisioneros de una importante crisis humanitaria, varios exiliados quieren hacer oír su voz. Nos ofrecen su poesía mientras dan testimonio de su realidad cotidiana y de los fantasmas de sus recuerdos pasados, y sin esperanza de futuro.

El proyecto

Fue después de una impactante publicación en Facebook, en febrero de 2018 por parte del fotógrafo documentalista Renaud Philippe, que se dieron cuenta de la magnitud de esta crisis humanitaria que apenas había recibido cobertura mediática. Pensaron entonces en hacer esta película con el objetivo de alertar al público de la tragedia de los Rohingyá en el exilio. Y así, lo que comenzó como un cortometraje se convirtió rápidamente en un proyecto de largometraje documental.

La filmación de la película ha sido posible gracias a las personas que generosamente contribuyeron a una campaña de micromecenazgo y también al apoyo y financiación del MELS FUND, el Consejo de Artes y Letras de Quebec y el Consejo Canadiense de las Artes. Canada goza de gran prestigio entre los cinéfilos, pues sabemos que sus producciones alcanzan un elevado nivel de calidad técnica.

Sus directores y productores, Olivier Higgins y Mélanie Carrier, nacidos en Quebec (Canadá), son biólogos de formación. Cuentan con experiencia previa en el trabajo con el vídeo cuando hicieron en 2007 el documental Asiemut, que narraba su viaje en bicicleta de 8.000 km desde Mongolia a la India. Esta película ganó 36 premios en el extranjero, se distribuyó en 40 países y se emitió en varias cadenas de televisión, incluyendo ARTE, RAI, VIAJAR, Al Jazeera, etc.

En 2010, fundan MÖ FILMS, una productora independiente dedicada al cine documental, cuyo objetivo es contribuir a los debates y desafíos sociales de nuestro tiempo. Su segunda película, Encounters, seleccionada por la Nacional Geographic Society, ganó varios premios en el extranjero, y su cortometraje satírico de temática medioambiental Ice Philosophy, se presentó en numerosos festivales. Su largometraje documental Québékoisie, examina la relación entre los quebequenses y las Naciones Originarias. Fue nominado a un premio Jutra y entre otros ganó el premio «Obra del año» del Consejo de las Artes de Quebec.

Tras estos trabajos previos, se embarcaron en el largometraje documental Errantes sin retorno, que examina la crisis de los refugiados Rohingyá en Bangladesh. Junto con esta última película, produjeron y diseñaron una exposición multidisciplinar, incluyendo las obras de varios artistas, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Quebec.

Cartel de la película errantes sin retorno

Su idea inicial era hacer un film envolvente, que fuera más allá del documento informativo. Hacer sentir al espectador la vida cotidiana en el campo de refugiados más grande del mundo, donde más de 700.000 personas viven en una apretada zona de 13 km². Y esto lo consiguen sobradamente, aunque haya sido a costa de que la parte informativa haya desaparecido por completo. El documental se limita así, a una denuncia de la situación.

Fue precisamente el fotógrafo Renaud Philippe, quien conoció a Kala Miya (Kalam) en febrero de 2018 durante su primera estancia en el campo. Su trabajo como traductor y sonidista, fue determinante. Su historia personal y la poesía que escribía era tan significativa y universal, que pensaron convertirla en el hilo conductor de la película. Dándole así un enfoque onírico y poético como una forma de hacer justicia a los refugiados del campo. Nacido en el estado de Arakan, en el oeste de Myanmar en 2012, huyó de su país de nacimiento debido a la violencia contra la comunidad Rohingyá y buscó refugio en la India. Vive en el campo de refugiados de Kutupalong en Bangladesh desde 2018. Su poesía, escrita en el campo de refugiados más grande del mundo, se convirtió así en el hilo narrativo de la película. Sus poemas también son parte de la exposición multidisciplinar Errantes sin retorno en el Museo Nacional de Bellas Artes de Quebec Artes (MNBAQ).

Tras el rodaje en el campo de Kutupalong en octubre de 2018, tomaron contacto por primera vez con la pequeña comunidad Rohingyá en Quebec, su ciudad natal. Conocieron a Mohammed Shofi que había vivido durante casi 18 años en el campo de Kutupalong. Se convirtió en su aliado y amigo, y comenzó el largo trabajo de traducción. También se convirtió en el narrador de la película, con su voz suave y tranquila relatando la historia de Kalam.

Conclusión

Así pues, vemos como viven, van a la escuela, juegan repetidamente al futbol sobre el barro, recuerdan su anterior vida en Birmania/Myanmar, como se distribuye la comida o arreglan sus casas… y todo ello con una excepcional fotografía, dejando testimonio de la terrible crisis humanitaria, que hasta ahora había sido en gran parte ignorada por los medios de comunicación. En este aspecto el documento cumple con su objetivo.

errantes sin retorno título

Pero si alguien espera conocer cual es la historia del pueblo Rohingyá, cual es su procedencia y como se situaron en Birmania, si han huido de diferentes ciudades por todo el país o solo de una zona determinada, como llegaron a Bengala, quien se encarga del mantenimiento del campo de refugiados, como empezó el conflicto, si ha sido la primera vez que ha sucedido esto, etc, etc, desgraciadamente se quedará sin respuestas, pues todas estas interesantes cuestiones sobre su pasado y su presente no se mencionan, ni siquiera de pasada a lo largo de la hora y media que dura, lo que es una verdadera pena siendo además que estamos hablando de un documental, que por ello se prestaba para dedicarle algo de tiempo a su pasado e historia.

En definitiva, un buen documental en el aspecto técnico y humano, testimonio de su terrible situación actual, con una magnifica fotografía pero que se queda corto para los que pensaban que tras su visión podrían conocer mejor a los Rohingyá y su historia. (7/10)


© Chusé Inazio Felices

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