El deseo
Y porque de las tristezas
el alma se va envolviendo
con capas de arteras púas
quisiera yo, una a una,
ir deshaciendo el tormento.
Por una vez la vereda
vislumbrara un horizonte
verde y dulce.
Impregnado
de aromas de primavera
y paisajes ensoñados
como un cuadro de Constable.
Lánguidas damas leyendo
a la sombra de los sauces,
poemas de Shelley y Byron.
Que fuera este un mundo amable.
Que fuera real lo anhelado.
Que lo horrendo fuera gozo.
Que el acíbar fuera miel.
Que la amargura destello.
Y porque de las tristezas
el alma se va envolviendo,
quisiera yo por un día
que la vida fuera un cuento.
Un cuento de hadas
¡Tan bello!
© Texto de Rosario de la Cueva
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