El deseo

Y porque de las tristezas
el alma se va envolviendo
con capas de arteras púas
quisiera yo, una a una,
ir deshaciendo el tormento.

Por una vez la vereda
vislumbrara un horizonte
verde y dulce.

Impregnado
de aromas de primavera
y paisajes ensoñados
como un cuadro de Constable.

Lánguidas damas leyendo
a la sombra de los sauces,
poemas de Shelley y Byron.

Que fuera este un mundo amable.

Que fuera real lo anhelado.

Que lo horrendo fuera gozo.

Que el acíbar fuera miel.

Que la amargura destello.

Y porque de las tristezas
el alma se va envolviendo,
quisiera yo por un día
que la vida fuera un cuento.

Un cuento de hadas

¡Tan bello!


© Texto de Rosario de la Cueva
© Imagen de Kellepics en pixabay

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