El juicio contra Mata Hari
Margaretha Geertruida, más conocida como Mata Hari, que en idioma malayo significa ojos del día, vino a nacer en los Países Bajos en 1876 y murió en 1917 cerca de París. Fue bailarina derivada a cortesana y, más tarde, espía a favor de Alemania durante la Primera Guerra Mundial. Su fama adquirió tintes legendarios y son muchos los aspectos de su complicada vida los que no llegan a estar claros.
El matrimonio
En 1895, cuando todavía no había cumplido los 19 años, intentando encontrar una salida a su futuro, respondió al anuncio de un capitán de 39 años, solicitando esposa. Tras una breve relación epistolar se casaron en Ámsterdam. Pero, al poco tiempo, el capitán fue destinado a Java, donde se trasladó el matrimonio. Allí tuvieron dos hijos, Norman-Jhon y Louise Jeanne.
El capitán infringía constantes malos tratos a sus sirvientes. Como consecuencia de eso, uno de ellos, en venganza por su hostilidad, convenció a su mujer, empleada en la casa, para que envenenara a los hijos de los señores, como respuesta a las innumerables humillaciones sufridas. Como consecuencia de ello, los niños enfermaron y Norman-John falleció.
Este acontecimiento supuso un duro golpe para un matrimonio que ya daba señales de agotamiento. El marido se refugió en el alcohol y la esposa, intentando pasar el menor tiempo posible en casa, que le resultaba insoportable, buscó una salida en unas clases de danzas folclóricas balinesas y de técnicas amatorias orientales, que le permitieron evadirse de los momentos tan dramáticos que estaba pasando.
Bailarina exótica

Cuando volvieron a los Países Bajos, en 1902, se separaron legalmente. Cuatro años más tarde se celebró el juicio sobre el divorcio que no fue favorable para ella, pues a pesar que tenía la custodia de su hija, su marido logró arrebatársela, argumentando que su mujer había llevado una vida libertina en Java. Este hecho marcaría definitivamente el futuro de Mata Hari. Al año siguiente de estos sucesos, acuciada por unos ingresos tan bajos que prácticamente no le permitían vivir, tuvo que posar como modelo desnuda de artistas bajo el nombre de lady MacLeod.
Pero esta actividad tampoco le permitía vivir con holgura y buscó otra salida. Pensó que, tanto su pelo negro como sus rasgos orientales heredados de su madre, le permitirían dar un giro a su vida. Así que se hizo pasar por una princesa de Java, llamada Mata Hari y comenzó a ejercer de bailarina exótica en las que sus strip-tease comenzaron a darle renombre. Mata Hari aprovechó la circunstancia de esa fama para tener romances secretos con hombres de la alta sociedad.
Fue entonces cuando intentó varias veces recuperar a su hija que vivía con su padre, pero no pudo conseguirlo. Nunca llegó a lograrlo.

Y al fin, espía
En 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial. Dio la coincidencia de que en ese año se encontraba actuando en Berlín, donde tenía como amante al jefe de la policía local. Éste fue quien le puso en contacto con Eugen Kraemer, que era, además del cónsul alemán en Ámsterdam, el jefe de la inteligencia alemana. Su creciente amistad hizo que tomara la decisión de trasladarse a Holanda, pero al verse mayor ya para ejercer de bailarina terminó aceptando que Kraemer pagara sus deudas a cambio de información. Así se convirtió en la agente H-21.
Al cabo de dos años, se enamoró de Vadim Maslov, un joven oficial ruso de 23 años, al servicio de Francia. Se sabe con seguridad que Mata Hari aceptó el encargo hecho por Ladoux de espiar para la república francesa al embajador alemán en Madrid.
Durante su permanencia en el frente, fue captada por los alemanes que le ofrecieron dinero a cambio de que revelase los secretos que conocía de los franceses. Ella aceptó, pero solo dio información trivial.
La detención

Al año siguiente, ya en 1917, fue detenida por los franceses en su habitación del hotel Elysèe Palace de París. Fue acusada de espionaje, de ser una agente doble para Alemania y de haber sido la causa de la muerte de miles de soldados.
Fue sometida a juicio en Francia el 24 de julio de 1917, durante el cual afloraron muchas de las mentiras y engaños que había contado sobre su vida. Esta circunstancia influyó negativamente pues estas manifestaciones fueron empleadas sistemáticamente para desacreditarla.
A raíz de todo eso, fue declarada culpable de espionaje y alta traición sin pruebas concluyentes y basadas en hipótesis no probadas que hoy en día serían insostenibles en un juicio moderno.

Fue ejecutada por un pelotón de fusilamiento en la fortaleza de Vincennes al amanecer del 15 de octubre de 1917. La leyenda sostiene que la escuadra debió llevar los ojos vendados para evitar que sucumbieran a su encanto. Ella, sin embargo, no permitió que le vendaran los ojos. Atada a un poste de madera, arrojó un beso de despedida a sus ejecutores. La tensión era tal que de los 12 soldados que constituían el pelotón de fusilamiento, solo acertaron cuatro disparos sobre ella, dos en sus piernas y dos en su pecho, uno de los cuales le atravesó el corazón, causándole la muerte instantánea.
Su cuerpo, que no fue reclamado, se disecó y empleó para el aprendizaje de anatomía de los estudiantes de la Facultad de Medicina Francesa, como se hacía con los ajusticiados por el crimen de espionaje
Polémica sobre su condena
La tesis más extendida sobre Mata Hari es que, aunque quedara probado que reveló algunos datos sobre movimientos militares alemanes, no parece que fuera una espía importante, pese a que llegó a ser acusada por Francia de haber sido entrenada en una escuela en los Países Bajos para tal fin. En aquellos momentos, Mata Hari era más bien una cortesana que aceptó encargos de este tipo para mantener su nivel de vida y después para poder visitar, en territorio de guerra, a su joven amado herido en combate. Los estudiosos de su vida y muerte opinan que, en realidad, se tomó esta labor como un juego, no siendo plenamente consciente del riesgo que representaba para ella.
La hipótesis de la trampa alemana
Una tesis muy seguida se basa en que los alemanes, al decidir que Mata Hari les resultaba molesta, prepararon su eliminación a manos del propio enemigo, tendiendo una trampa al contraespionaje francés para que la asociaran como un agente alemán. La maniobra fue de la siguiente manera: los alemanes enviaron a Mata Hari un mensaje comprometedor y cifrado con una clave obsoleta, de la que tenían constancia que sus enemigos ya disponían del método de descifrado. Esto provocó que las autoridades de París creyeran sin reparos en la veracidad de toda la información interceptada, por pensar que los alemanes la habían enviado confiados, cuando en realidad lo habían hecho así a propósito.
La leyenda
«No sé si en el futuro se me recordará, pero si así fuera, que nadie me vea como a una víctima sino como a alguien que nunca dejó de luchar con valentía y pagó el precio que le tocó pagar»
Así se convirtió Mata Hari en un referente histórico, en una leyenda. Porque tuvo la valentía de enfrentarse a las costumbres establecidas en su época y supo luchar por ser una mujer independiente y libre en un mundo muy difícil, lleno de incertidumbres.
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