El modelado lingüístico por Ángel Antonio Herrera de sus columnas (III)
La calificación en la escritura herreriana no se allega por la vía adjetival, sino por otras que inciden en la antedicha sobriedad, con la que otorga belleza poética a sus textos: bien mediante estructuras de genitivo («Simultaneidad de Madrid», «eternidad del instante», «nudo del tiempo», «carretera de Andalucía», «serie de adolescentes», «libro de arena»…), o bien a través de estructuras atributivas o subordinativas adjetivales. Veamos un ejemplo. Tomemos la siguiente oración: La eternidad del instante es un milagro o prodigio que vislumbran los poetas…
Tenemos que el sustantivo eternidad es el núcleo del sujeto, y a través del verbo copulativo es enlaza con el atributo un milagro o prodigio… Se demora, por tanto, más Herrera al calificar a dicho sustantivo, yéndose por atributivas sendas en vez de indicar simplemente, por ejemplo: eternidad milagrosa. Caería si lo hiciera en una pirotecnia sin el basamento con que cuenta su escritura. A su vez el sustantivo prodigio es por su parte calificado mediante una subordinada adjetival: que vislumbran los poetas, en vez de por ejemplo mediante la fórmula prodigio vislumbrado, o prodigio vislumbrado poéticamente, siendo también matizado adverbialmente el adjetivo. En vez de conformarse ÁAH con el primer impulso, se demora y con maneras de orfebre/alfarero intelectual explora fórmulas menos apresuradas que embosquen y asombren al propio discurso en curso.
La calificativa precisión viene en nuestro columnista administrada más por la vía sintáctica, que es una vía más adumbrada y apuntaladora al tiempo
Se caracteriza Herrera por la administración no pirotécnica de la honda plasticidad desplegada.
En cuanto a los verbos, estos, numéricamente, también son inferiores a los sustantivos, pero comparecen los suficientes como para que el texto fluya con un ritmo lo suficientemente dinámico, pese a que abundan los verbos de estado, que ayudan al escritor en su labor elucidadora cuando de darnos cuenta de los rasgos que portan sus intrínsecas consideraciones se trata. Además, la mayor parte de los tiempos son de indicativo, puesto que el rasgo denotativo impera (si bien trascendido): «pillas, tiende, vienen…». Los tiempos de subjuntivo («imaginara», «demos») y las perífrasis («va ensanchándose», «sigue sucediendo», «está saliendo») se aprecian cuando los pasajes se tornan más opinativos que mostrativos.
Impera el presente de indicativo gnómico, pues, aunque se intuye que el escrito está inspirado por la contemporaneidad, no hay la inminencia del suceso concreto, sino que las características adscritas a Madrid están dotadas de una cierta intemporalidad si bien no muy alejada del inmediato presente.
Herrera contribuye a la eufonía del conjunto introduciendo periodos sintácticos muy medidos, cuadrándolos, incluso, en metros tradicionales castellanos o de estirpe petrarquista. No en vano comienza con un alejandrino («Hay una simultaneidad de Madrid, alcalde…»), y al poco hallamos un endecasílabo («En un solo momento ocurre todo»). Al principio del segundo párrafo se encadenan tres octosílabos («La eternidad del instante/ es un milagro o prodigio/ que vislumbran los poetas»)… y así. Suele ocurrirles tal cosa con frecuencia a los poetas cuando se desempeñan en la escritura en línea continua. Les brotan periodos métricos muy medidos camuflados por entre lo prosístico que, así las cosas, cuando son de calidad (como es el caso) confrontan con lo prosaico.
En el plano sintáctico se hallan algunas de las claves estructurales fundamentales del barroquismo herreriano. La compleja hipotaxis en que acostumbra a sustentarse su escritura dota de un característico embriago a los textos de su autoría. Se trata de un suave barroquismo, sin estridencias, que nos es trasladado sujeto a una cuidada manufactura.
Ejemplo de lo antedicho es la primera oración hallable en la columna: Hay una simultaneidad de Madrid, alcalde, que es como decir que en la ciudad vive la eternidad del instante.
Al núcleo del sujeto de la oración principal lo adjetiva una subordinada adjetival (que es…), la cual contiene una subordinada adverbial comparativa (como decir…), que a su vez es engrosada por otra subordinada, en esta ocasión sustantiva (que en la ciudad vive la eternidad del instante).
Herrera se maneja en una suerte de macramé lingüístico mediante el que el discurso queda ligado de la más feliz de las maneras posibles.
A la cadencia del conjunto contribuyen figuras gramaticales como el parison: «desde el alba de un amorío al vértigo de un velorio, desde el cierre de una tienda de cómic a la apertura de un escaparate de lencería de futbolistas, desde una cita de notario a una ocupación en Lavapiés»; «desde una pelea a un adulterio, desde este artículo al rodaje de una serie de adolescentes un poco quinquis». Vemos también mucha diseminación, esto es, una reseñable recurrencia de términos a lo largo del texto, el nombre propio «Madrid» es un claro ejemplo; asimismo abundan otros recursos en dicha lógica fondo-ornamental…
Ardides como los anteriores coadyuvan a la conformación de un todo orgánico; de una embriagadora tisana henchida de líricas cualidades.
Venimos comprobando cómo ÁAH, aunque en ocasiones dedica la columna a la pura recreación reflexivo-literaria, nunca acaba de perder el pulso de la realidad, si bien este acostumbra a ser un ingrediente más, generalmente el punto de partida. Como en «Un viejo error» (Herrera, 27-2-2022), que trata sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania. En dicha columna, Herrera, viene a apuntar cómo a día de hoy vivimos abducidos por las nuevas tecnologías, que nos vendrían abstrayendo de lo que pasa en el mundo, hasta que lo que pasa se torna tan funesto que el universo virtual se muda muy otro.
Desde un plano pragmático, observamos un contrapeso entre la función referencial (informativa) y la función poética (estética). Al tiempo que Herrera aborda un tema de nefanda actualidad, crea belleza formal, pues lo hace manejando una clara voluntad de estilo. Es el suyo un texto de carácter divulgativo pues está dirigido a un público mayoritario, si bien el registro que maneja selecciona a este, ya que el suyo es un registro culto, mas cabiendo, entreveradas, ciertas infiltraciones coloquiales, las cuales también atienden a una intencionalidad estética determinada. Vemos la palabra «tontuna», empleada con asiduidad por Herrera, o «tío» (en su sentido fraternal, no en el genealógico), o «tronado» (eufemismo jerguístico equivalente a «loco»).
En pocas líneas emplea ÁAH copioso número de argumentos (el texto es expositivo-argumentativo), la mayor parte de índole afectivo-emotiva. También morales y de exempla, en este caso inverso: «La guerra es la higiene del mundo». O generalizadores: «Cuando la guerra dice, las familias acuden a los sótanos, la metralla ocupa los escaparates…». O analógicos: «Pareciera que los moribundos de telediario son reliquia de antaño, y lo son, sólo que ocurren ahora mismo». O de autoridad: «Era cierto, el tío, con su locura, como ciertas las antiguas palabras venideras, en la biografía de lo humano: no nos une el amor sino el espanto».
Inferencialmente, podemos deducir que el horror invadió a Herrera como a tantos conciudadanos y no pudo dejar de tratar acerca de tema tan candente, si bien sin dejar de manejar su habitual estética: un léxico muy seleccionado y una sintaxis bien trabada, máxime teniendo en cuenta las palabras del propio Herrera: «Cuando se escribe bien, se diga lo que se diga, se tiene razón». En esta columna, de hecho, el mensaje trasladado gana vivacidad y calado, resultando estremecedor en su fondo y en su forma. Maneja no pocos recursos ÁAH atisbables desde el plano que ahora manejamos.
Incursionando en lo pragmático-estilístico, todo el texto es una evidencia, pues pone ante los ojos del público lector una serie de circunstancias. También es una definición, pues aporta detalles significativos. Asimismo, el texto es una cronografía, dado que se nos glosa un tiempo concreto (de candente actualidad al ser escrito). Y a través de la pragmatografía, nos describe Herrera sucesos: «En el edén de Instagram, en la biografía de Skype, Putin inaugura el fusil de barrio y la sirena de angustia».
Maneja también la sentencia ÁAH: «No hay modernidad alguna en la barbarie, que es como decir que el progreso no pasa de matadero»; «no nos une el amor sino el espanto». Esta última sentencia, además, es un epifonema (una conclusión), que queda enmarcado en un conjunto textual que podíamos catalogar de parresia (pues es del todo amonestador el tono que maneja Herrera, si bien atenuado por los dones líricos que revisten el fondo discursivo).
Como hemos podido comprobar, Herrera otorga gran importancia al subgénero periodístico que es la columna de opinión, a la que dota de numerosos ingredientes en los planos de la forma y del discurso, que, en pugna, propician un equilibrio que se ha convertido en su sello de autor.
Referencias:
-Fernández, R. (6-3-2022): «Cultura Commodore presenta el primer ensayo sobre la obra del poeta y periodista albaceteño Ángel Antonio Herrera», La Voz de Tomelloso. Ver en:
https://lavozdetomelloso.com/41792/cultura_commodore_presenta_primer_ensayo_sobre_obra_poeta_periodista_albaceteno_angel_antonio_herrera
-Herrera, Á. A. (2003): Cartas de ajuste, Barcelona, Belacqva.
-Herrera, Á. A. (12-9-2021): «Cháchara y chachachá», ABC. Ver en:
https://www.abc.es/opinion/abci-angel-antonio-herrera-chachara-y-chachacha-202109112345_noticia.html
-Herrera, Á. A. (14-11-2021): «La tontuna de la verdad», ABC, Ver en:
https://www.abc.es/opinion/abci-angel-antonio-herrera-tontuna-verdad-202111140054_noticia.html
-Herrera, Á. A. (1992): Mujeres, mujeres, Madrid, Grupo Libro 88.
-Herrera, Á. A. (17-2-2022): «Simultaneidad en Madrid», ABC, Ver en:
https://www.abc.es/espana/madrid/abci-simultaneidad-madrid-202202172329_noticia.html
-Herrera, Á. A. (27-2-2022): «Un viejo error», ABC, Ver en:
https://www.abc.es/opinion/abci-angel-antonio-herrera-viejo-error-202202270035_noticia.html
-Herrera, Á. A. (26-12-2021): «Una vida a la cola», ABC, Ver en:
https://www.abc.es/opinion/abci-angel-antonio-herrera-vida-cola-202112252356_noticia.html