El pabellón español en la Exposición Internacional de París en 1937
¿Por qué nos hemos inspirado en el año 1937?
Debido al confinamiento provocado por la Covid, el Espaci0s de mayo no se ha podido realizar por motivos obvios. Lo que nos ha hecho pensar en la delicada situación que vivimos y como no, en otras épocas de la historia en las que también vivimos momentos precarios.
La letalidad del virus es alta, tenemos miedo, se respira incertidumbre sobre lo que pasará en los próximos meses…. Por eso no resulta extraño que en las comparecencias de muchos representantes públicos e incluso de algunos sanitarios, se utilice un lenguaje de tipo bélico.
Todo esto, nos ha llevado a dedicar Espaci0s de mayo, al pabellón español en la Exposición Internacional de París en 1937. En ese año España estaba sumida en una Guerra Civil, pero el Gobierno de Largo Caballero, vio en esa Exposición Internacional, una oportunidad para conseguir enseñar al mundo la España republicana, que claramente estaba siendo amenazada por una guerra civil, que empezó en 1936 y no acabaría hasta 1939.
Tres largos años para acabar con el gobierno legítimo de la República. Pero el arte además de belleza es denuncia. Y ese fue el objetivo del pabellón español, que vamos a recorrer de forma virtual.
Detalles del pabellón español
La Exposición Internacional de 1937 fue titulada «Exposition Internationale des Arts et des Techniques» y promovía la unión de arte y técnica en favor de una vida más cómoda.
Era la séptima exposición que se realizaba en París, lo que sin duda suponía un gran logro para cualquier ciudad. Ocupó el centro de la ciudad, a orillas del Sena y el pabellón español estaba situado en la Avenida del Trocadero muy cerca de los pabellones de Alemania y de la Unión Soviética.
El proyecto estuvo a cargo del filósofo José Gaos, los escritores José Bergamín y Max Aub y el pintor Josep Renau, que organizaron el contenido del pabellón. Los arquitectos que proyectaron el edificio fueron Sert y Lacasa. Para completar el elenco Luis Buñuel, se encargó de la producción audiovisual. De hecho, fueron proyectadas doce películas y documentales de carácter histórico, cultural y político, aunque sólo tres de las producciones hacían referencia a la situación bélica de España.
El edificio, se construyó en cinco meses con materiales prefabricados. Una construcción funcional proyectada como un contenedor vacío de tres plantas de altura. También tenía una planta baja que comunicaba con un patio que se cubría con una lona móvil y se utilizó como auditorio al aire libre. Como dice Josefina Alix Trueba: «La superficie total ocupada era de 1.400 metros cuadrados de un terreno irregular y en pendiente, en el centro del cual había un árbol imposible de derribar». Todo un reto para los arquitectos.
Planta baja
Siguiendo con Josefina Alix Trueba, “ante la fachada principal se elevaba la escultura de Alberto, «El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella», así como la «Montserrat» de Julio González y la «Cabeza de Mujer», de Pablo Picasso”

Traspasada la entrada se hallaba un pórtico ocupado en su parte central por la Fuente de Mercurio de Alexander Calder.
En una pared lateral nos encontrábamos con el Guernica, sin duda uno de los mayores reclamos del pabellón. Picasso, sobrecogido por el bombardeo de la localidad vasca de Guernica en abril de ese mismo año, pintó el desgarrador mural que se convirtió en una de sus obras más reconocidas internacionalmente. Cuentan que hubo un encontronazo entre Picasso y un coronel de la Gestapo. El oficial le preguntó, si había sido él quien había hecho esto. A lo que Picasso contestó “no, lo hicisteis vosotros”. Ni que decir tiene que la obra fue incluida dentro del catálogo de creaciones prohibidas y denostadas por el partido dentro de la guía Nazi de la Exposición. No obstante, el tiempo y la historia se ha rendido ante la genialidad y denuncia de Picasso.

Para dejar esta planta, no podíamos dejar de hablar de la presencia de Federico García Lorca en el Pabellón. Fue colocado un gran retrato del poeta junto a algunos ejemplares de su obra Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías. También en uno de los fotomontajes regionales podía leerse unos versos de Lorca, del poema «Romance de la Guardia Civil»
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Ciudad de dolor y almizcle
con la torres de canela.
Primera planta
Se dispuso la propaganda e información sobre el país en guerra, mostrando la situación de España a través de diversos documentos sobre economía, sanidad, educación, etc.
Segunda planta
A la segunda planta se accedía desde una rampa y en ella podíamos encontrar manifestaciones de arte plástico y popular. En ésta destacó el mural de Joan Miró “El pagès català”, una obra de enormes dimensiones.

Según cuenta Fernando Martín Martín «La monumental obra de Miró pintada sobre una de las paredes del Pabellón español, representa uno de los alegatos más valiosos sobre la libertad presentados en la Exposición de 1937. El mural se encontraba en el rellano de la escalera que comunicaba la primera y la segunda planta. Miró relata así su experiencia en la Exposición Internacional de París:
«Participé en el Pabellón Español de París en 1937, porque me sentía humanamente solidarizado con lo que representaba… Presenté el gran panel del «Payés catalán en rebeldía» de grandes dimensiones, que pinté directamente subido en unos andamios en la misma sala del edificio… la ejecución de esta obra fue directa y brutal… Escogí este personaje, con una estrella azul proyectándose en la superficie, porque el payés con una hoz es un gran símbolo de Cataluña, personaje que echa sus raíces más profundas en la tierra, materializándose con ella.
Bajo el mural de Miró podía leerse las letras del himno catalán «Els segadors».
Réplica del pabellón en Barcelona

Al acabar la exposición el pabellón se desmontó. Pero al finalizar la guerra, derrocado el Gobierno Republicano, las represalias no se hicieron esperar y el régimen franquista persiguió e inhabilitó a los arquitectos y artistas que en él habían participado.
No sería hasta 1992, con la celebración de los Juegos Olímpicos en Barcelona, cuando el Ayuntamiento decidió rescatar el proyecto y reconstruirlo, encargando una réplica del Pabellón de la República a los arquitectos Antoni Ubach, Miquel Espinet y Juan Miguel Hernández León. En la reproducción se incluye una réplica del Guernica de Picasso, en una pared de la planta baja, tal y como estaba en su ubicación original.
En la reconstrucción se ejecutó una solución constructiva nueva, puesto que la solución original no era válida para un edificio de vida más duradera, además debía cumplir con una normativa más estricta.
Hasta aquí, nuestro viaje por el tiempo, que nos deja el alma llena de belleza y una idea: el arte siempre estará para salvarnos.