El poder de los imbéciles de Carmen Mondragón
El oro es el perverso auxiliar que da poder a los imbéciles, a los gobiernos, a los explotadores de sentimientos humanos o poderes religiosos y desnudan de bienes materiales y espirituales a los pobres que despojan de ese metal que tan fácilmente se escapa de nuestras manos tan sólo para nuestra manutención vital.
Nacemos por una causa tan natural como las plantas que viven de oxígeno, de jugos de la tierra y somos máquinas del oro que nos permite vivir según lo que poseamos, y somos superiores a las plantas y a los insectos, con necesidades inferiores a ellos, creadas por nuestras ambiciones, y somos pobres porque nos han hecho pobres los que nos despojan de bienes materiales, de bienes espirituales, y el oro es el poder de los imbéciles que venden a los pobres aire, luz, pan o yerbas a precios locos, impuestos por sus pervertidas ambiciones de poderes imbéciles.