Ellas se fueron

Ella me dijo:- Yo fui la verdadera Bella Durmiente aunque a veces me hacía la dormida, entreabría los ojos y veía las caras de los que miraban, veía sonrisas maliciosas pero muy pocas de placer, y es que a mí nunca me gustó lo de “carne desparramada”, me he sentido siempre una mujer bella, en cada pliegue he visto siempre vida, así que un día harta dejé el sofá con el cerco divino de mi cuerpo, ahí os quedáis, me marcho, podéis tirar el sofá, me da igual, adiós.

Madame Souty sentía durante años miradas de placer que recorrían su cuerpo, algunas de escándalo, dependía de la época claro, y un día después de encender la luz me dijo:- Al autor no le gusta de Chirico, así que he colgado una reproducción suya, he llamado a un taxi, me he comido media manzana que ni es dorada, ni es del Jardín de las Hespérides, ni va a provocar ninguna guerra en Troya, ni es símbolo de pecado. Me marcho y a nadie le digo si vestida o desnuda, por supuesto sin peineta y sin clavel, podéis tirar el sofá, me da igual, adiós.
Imágenes y texto © Emilio Poussa