Estatua de hielo de Jorge Castro
Las hormigas arrastran nuestras voces y con manos infinitas,
presagian el fin de la tarde.
¿Qué será de este cielo
cuando mis párpados se cierren? ¿Qué será de esta tierra
y de esta luna en su blancura infinita?
No quise asustar a las alondras con palabras tristes
y eché a volar nuevamente
en busca de consuelo
para sus tibios ojos. Simplemente eché a volar.
Nadie pudo contener el agua con sus brazos de barro,
ni evitar que el viento
borrase la arena de los mandalas, pero seguimos en pie.
Seguimos naciendo, riendo…
Será que aún nos emociona
la leve presencia de sirenas y musas, de ciudades sumergidas,
y Quijotes…
Será que aún nos detenemos
a mirar eclipses y a escuchar
las misteriosas voces
que nos hablan del Parnaso.
Será que nunca
nos conformamos con vivir.
Por eso morimos cada día,
llevamos tatuajes en los ojos
y arrugas en el alma
y mapas de lugares
a los que nunca iremos.
Como un reloj de arena
buscando detener el tiempo,
como una estatua de hielo implorando eternidad.
© Jorge Castro de Poemas de fuego y escarcha. Ed. Parnass, 2018
Fotografía: KELLEPICS