Evaristo Páramos y el Beatus Ille
Páramos es un melómano que no halló (por circunstancias socio-biográficas) acomodo en el bel canto o en la música clásica, y sí, en cambio, en el punk, corriente en la que (acompañándolo un gusto por la música) hallaría un formato adecuado para sus melódicos solaces así como para su descarga de vital inconformismo. En ese sentido, ya lo dejé dicho en algún medio (Agirrezabal, 5-2-2023) es susceptible de ser emparentando (salvando ciertas distancias) con Fray Luis de León, pues a ambos les son atribuidos sendos fuertes temperamentos, de esos que colisionan contra determinados órdenes vigentes. De Fray Luis apuntaba Juan Francisco Alcina cosas como que «[…] rechaza[ba] la sociedad para la que escrib[ía]. Repudia[ndo] la inquietante moral burguesa, el lucro capitalista […]» (Alcina, 2015: 12-13), cosa que ni que decir tiene que comparte con Páramos. Los dos parecen purgarse con sus versales escritos de los trágalas que siempre ha impuesto el compartido vivir en todas las épocas. Fray Luis fue encarcelado por motivos de libre expresión intelectual, y conocida de todos es la escaramuza que padeció Páramos en un festival a cuenta de unos cantos joteros y preliminares a la interpretación de una tonada.
La vibración de la distorsión de las guitarras sexpistolianas provocó en Páramos (a decir de este) una conmoción interna de la que a día de hoy no se ha repuesto, siendo el mítico grupo británico su principal referente. Algo parecido a lo que el órgano de Salinas provocara en Fray Luis de León, hasta el punto de suscitarle cierta elevación espiritual, como se puede constatar en la célebre oda obrada por el franciscano conquense al auspicio de la turbación experimentada por la saliniana melodía:
El aire se serena
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, Cuando suena
la música estremada,
por vuestra sabia mano gobernada.
A cuyo son divino
el alma, que en olvido está sumida,
torna a cobrar el tino
y memoria perdida
de su origen primera esclarecida.
[…]
De manera más prosaica, pero no desmerecedora en cuanto a intensidad, relataba Páramos su encuentro con los Pistols. Fue a través del cambio de una blusa de cuadrilla fiestera por una casete del mentado grupo inglés: «[…] en cuanto escuché aquello todo lo que oía saltó por los aires y se fue directamente a la mierda, menos el Iggy Pop y cuatro cosicas más. Yo nunca he sabido inglés, pero aquello se entendía de puta madre. ¡Menuda rabia!, ¡menudos cojones! ¡Aquí está! ¡La hostia! […]. La de pasta que me pude gastar en pilas.» (Páramos, 2019: 20). Salvando, como antes apuntábamos, las distancias, tenemos dos testimonios literarios del encuentro de sendas sensibilidades con la melodía adecuada a sus respectivos espíritus. De ahí las tan gozosas y respectivas loas a Salinas y Pistols de uno y otro.
Otro aspecto en el que Páramos concomita con el fraile renacentista es en su gusto por el apartamiento en un momento dado. Ha gustado siempre, desde pequeño, Páramos (a decir de él mismo, en el documental No somos nada, de 2021, verbigracia) de tener sus momentos de soledad, de alejamiento, y aparte de dejarlo dicho de palabra, ha expresado, asimismo, literariamente la serenidad con que lo dota tal apartamiento:
2 de junio
Coyote, lección sobre uno mismo
Sereno al salir del agua, tranquilo bajo la lluvia. Sereno ante las acciones que me toca acometer, tranquilo ante las dificultades. Sereno ante lo que venga, sea lo que sea, tranquilo conmigo mismo. Sereno ante una fuerte emoción, tan lejana y tan cercana; sereno, tranquilo, en calma. (Paramos, 2018: 108)
Tal serenidad nos remite a la «Oda a la vida retirada», de Fray Luis:
¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;
[…]
Ambos creadores dejan entrever su querencia en un momento dado por aquello a lo que se conoció tópicamente como beatus ille.
Referencias:
—Agirrezabal, A. (5-2-2023): «Evaristo merece un asiento en la RAE», Naiz. Ver en: https://www.naiz.eus/es/gaiak/noticia/20230205/evaristo-merece-un-asiento-en-la-rae
—Alcina, J. F. (2015): «Introducción», en León, F. L. de: Poesía, Madrid, Cátedra (14ª edición), pp. 12-13.
—Páramos, E. (2018): Cuatro estaciones hacia la locura, Desacorde (5ª edición).
—Páramos, E. (2019): Qué dura es la vida del artista, Madrid, Desacorde.