Godard, 90 años y en la vanguardia

Si el mes pasado hablábamos de un clásico como Ozu, en esta ocasión vamos a recordar a una figura de la vanguardia a punto de cumplir los 90 años, pero perfecto conocedor no sólo del cine clásico sino también de la filosofía, la literatura y la pintura, como demuestra en Reportage amateur (maquette expo) (2006) donde menciona tres veces a Goya y recuerda su famoso lema de los años finales: Aún aprendo. Y es que, si se quiere superar a los clásicos primero hay que conocerlos, como hace Godard,que se ha reinventado así mismo como un pensador a partir de las imágenes.

PARIS a través de La Cinematheque francesa ha decidido iniciar el año 2020 dedicando un ciclo de dos meses de duración, desde el 8 de enero al 1 de marzo, a revisar la obra completa del que para algunos especialistas es uno de los artistas y pensadores más determinantes de nuestro tiempo: el cineasta Jean-Luc Godard (1930) que en el mes de diciembre cumplirá como decíamos 90 años. Como no podía ser menos, han invitado al director que, como viene siendo habitual, ha rechazado acudir y quizá como en otras ocasiones, mande un video de uno o dos minutos para cuestionarse a sí mismo a través del absurdo rechazando de paso la figura del director estrella. Y es que, si hay algo que caracteriza al director franco-suizo, es la claridad de ideas y mantener un espíritu crítico sobre el actual estado del arte en general y el de la imagen en movimiento en particular, que empieza como no podía ser menos, consigo mismo. El que fuera junto al François Truffaut de Los 400 Golpes (1959) con su película Al Final de la Escapada (1960) uno de los artífices de la Nouvelle Vague francesa y después europea, hace años que permanece encerrado en su residencia suiza de Rolle. Ambas películas aguantan perfectamente el paso del tiempo y siguen siendo hoy en día grandes obras.

Escena de la película Al final de la escapada

MADRID por su parte, a través del Museo Reina Sofía no ha querido dejar de aprovechar la ocasión y ha organizado desde el 22 de enero al 16 de febrero, una retrospectiva en su honor. El ciclo incluye su obra en el nuevo siglo, cuando el autor se embarcaba en la búsqueda de las potencialidades de la imagen digital y con ello, en la reescritura del cine como un arte del presente. A sus 89 años, Jean-Luc Godard es uno de los cineastas más vanguardistas. Como explican los organizadores del ciclo, lejos de estancarse en cualquiera de sus tareas del pasado ya fuera el de autor, militante o poeta, se ha sumergido en una búsqueda de saberes que tienen que ver con la exploración sin límites de la imagen digital, pero no entendida desde el fetichismo de una nueva técnica, sino como la posibilidad de generar un nuevo discurso, un nuevo lenguaje útil para otra experiencia. En esta etapa, resulta imprescindible el grupo de colaboradores del cineasta, desde los directores de fotografía Fabrice Aragno y Jean-Paul Battaglia, la historiadora del cine Nicole Brenez y la fotógrafa y cineasta Anne-Marie Miéville, compañera actual de Godard en su exilio suizo de Rolle a la que La Cinematheque dedica al mismo tiempo otra retrospectiva.   

El ciclo se presenta en cuatro bloques, Museo, Lenguaje y Catástrofe, Historia y Apariciones, se inicia según explican los organizadores, después de Histoire(s) de cinema (1988-1998), el magno proyecto que le ocupara una década y en el que oficiara la historia del siglo XX a partir de las sucesivas multiplicaciones de las historias del cine, y abarca hasta su reciente participación en festivales internacionales a través de breves piezas, cartas de un autor que celebra su desaparición y omnipresencia al mismo tiempo. Así los cuatro programas que marcan los ejes temáticos se desarrollan por orden, en primer lugar, Museo: formado por dos sesiones centradas en cómo el cineasta interpela a esta institución, “el viejo lugar” . De un lado, a partir de una filmación, a modo de ensayo, para el MoMA que versa sobre la memoria, el tiempo y la función del arte (The Old Place, junto a Anne-Marie Miéville, 1999) y, de otro, mediante la exploración del montaje de una exposición en el Pompidou que supone en sí misma una historia de la civilización (Souvenir d´utopie, Anne-Marie Miéville, 2006,y Reportage amateur (maquette expo), junto a Anne-Marie Miéville, 2006), probablemente su obra clave para comprender la dimensión global del trabajo de Godard. El segundo programa, bajo el título Lenguaje y catástrofe, comprende la trilogía Adiós al lenguaje, Film socialismo y El libro de imágenes, tres largometrajes en los que el nuevo vocabulario digital compone el escenario para hablar de la catástrofe contemporánea y de la esperanza en el futuro. Intercalada con esta trilogía se proyecta Film catastrophe. En el tercer programa, Historia, se incluye el epílogo de Histoire(s) de cinéma, su versión del siglo XX como un legado de barbarie y, por último, una crítica demoledora a otros cineastas a partir de una ética de las imágenes. El cuarto y último apartado, el programa Apariciones presentalos retratos fílmicos del cineasta. En JLG/JLG – autoportrait de décembre apreciamos su austeridad y aislamiento en Rolle; en el resto, breves cartas que el cineasta envía a festivales donde se cuestiona a sí mismo invocando el absurdo y la soledad existencial (Buster Keaton y Samuel Beckett) al tiempo que interroga los rituales y mecanismos del cine actual.

Y es que si algo caracteriza a Godard y lo distingue de otros vanguardistas es en primer lugar, su conocimiento de los clásicos y en segundo lugar, el compromiso de buscar un sentido al arte en general y al de la imagen en particular. Después de las grandes tragedias que ha vivido la Humanidad en el Siglo XX, una vez abandonada la ilusión racionalista e ilustrada de que la ciencia y la tecnología impedirían la repetición de tragedias como las de siglos pasados, que han demostrado avanzar sí, pero ser incapaces de acabar con la injusticia y la inmoralidad de un mundo en el que millones de personas siguen muriendo de hambre, habiendo alimentos para todos. Godard en su sincero compromiso entre la ética y el arte, se pregunta si es posible seguir haciendo arte y en ese caso qué clase de arte, se ha embarcado en una búsqueda incesante de nuevos lenguajes, que todavía continúa, tras constatar esta realidad moral incuestionable. El resultado no siempre es acertado, es el riesgo lógico de toda vanguardia, pero él lo sigue intentando. Su trabajo deviene así en una búsqueda incesante y absolutamente inquebrantable de respuestas.

Godard con una película de cine

Un perfecto ejemplo de lo dicho hasta aquí es el corto ya mencionado anteriormente, realizado junto a Anne-Marie Miéville, Reportage amateur (maquette expo) (2006), sobre el fallido proyecto de una exposición en el Centro Pompidou. Podemos ver en el ciclo esta pequeña joya raramente proyectada, confirmando el conocimiento de los saberes clásicos de Godard que proyecta una serie de salas con la presencia en cada una de ellas de un libro de filosofía o literatura, un cuadro clásico, ya mencionamos a Goya, o clásicos del cine empezando por Chaplin, pasando por Rossellini, Keaton o Ford, sin olvidar la presencia de los marginados de la época como los emigrantes argelinos denunciando a los poderosos en una sala dedicada a ellos bajo el nombre de Los Cabrones…

Afortunadamente Godard es de los directores cuya obra es bastante accesible a pesar de la dureza de su trabajo por lo dicho hasta aquí y de las evidentes lagunas y el desorden de su llegada, señal de un reconocimiento por parte de crítica y público. Hay numerosas películas en DVD y Blu-Ray y cofres con varios de sus ciclos y además algunas plataformas digitales también disponen de numerosos trabajos suyos como es el caso de FILMIN que ofrece 22 de sus obras, bastantes de las que componen el ciclo del Reina Sofia y de su obra anterior. En cuanto a documentación es muy recomendable nuevamente, el libro publicado por Editorial Cátedra en su colección Signo e Imagen/Cineastas escrito por Jean-Louis Leutrat y Suzanne Llandrat-Guigues, ya que combina como es seña de identidad de la colección, su biografía junto a un análisis detallado película a película de toda su obra, lo que permite el visionado de la obra y una lectura posterior sobre la misma. Otros como el de Roman Gubern, Godard polémico, se centra más en el debate de ideas que plantea el cineasta.

En las primeras sesiones hemos podido comprobar la asistencia de numeroso público joven especialmente femenino, lo que demuestra el interés que todavía sigue despertando Godard en las nuevas generaciones. Nos explicaron en la presentación del ciclo, que en sus conversaciones con Godard, este dejo claro que no iría a Madrid pero mantienen la esperanza de que quizá les envíe un breve video de saludo como ha hecho en otras ocasiones, eso lo sabremos al terminar las proyecciones. Quizás los que vayan se encuentren con un regalo sorpresa, un aliciente más para no perderse este interesante ciclo.

© Chusé Inazio Felices

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