Huellas de Juan de Horozco y Covarrubias

Emblemas morales

“Las cosas que se escriben para provecho de todos, es necesario se escriban de manera que todos las puedan entender… por ser tan propio al buen verbo y a la compostura el estilo claro, y como se dice corriente, en que han faltado los que de propósito han pretendido ser oscuros en lo que dicen, hallando gusto en dar tormento a quien leyere sus escritos, siendo de manera que como el Emperador Justiniano dijo de algunos testamentos, no bastan para entender los intérpretes, y son menester adivinos. Este vicio en algunos es natural, porque no tienen más ingenio, como Heráclito a quien llamaron por sobrenombre el oscuro…

De algunos se sabe procuraban esta oscuridad, para no ser entendidos en las cosas dudosas, si no se atrevían a satisfacer a las dudas, para que pudiese parecer que decían lo uno y lo otro a los que tuvieren diferentes pareceres. Y de esto notaron a Aristóteles, llamándole sepia, que es la xibia, pescado conocido, de quien se sabe que para esconderse a los que le quieren pescar, cuando le van a echar la mano, oscurece el agua con la tinta que vierte…”

En el año 1589 y 1591 Don Juan de Horozco y Covarrubias publicó en Segovia sendas ediciones de su obra Emblemas morales. Después lo haría en Zaragoza en 1604.

Aunque no fue el primer emblemista español, su obra destaca por su esplendorosa belleza.


© Redacción de Encima de la niebla

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