Huellas de Pedro Calderón de la Barca
La vida es sueño
(¡Ay mísero de mí, ay, infelice!)
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido:
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber
para apurar mis desvelos
dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer,
qué más os pude ofender
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
qué yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas
gracias al docto pincel,
cuando, atrevida y cruel
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto;
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?

La vida es sueño es una obra de teatro de Pedro Calderón de la Barca estrenada en 1635. Pertenece al movimiento literario del barroco y se alza hacia la cúspide del teatro universal.
El tema central es la libertad del ser humano para configurar su vida, sin dejarse llevar por el determinismo, un asunto filosófico tratado desde muy antiguo pero que Calderón lo convierte, además, en arte literario de altísima calidad.