Huellas de Rosa Chacel

Barrio de maravillas

-Tengo una sed horrible.

¿Tú no? –

Sí, claro. Vamos a beber agua. La de la tinaja esa de la fuente egipcia es muy buena.

… La idea del agua no quita la sed, pero la aligera: quita la pesadez del desánimo que produce la sed cuando no se sabe cómo calmarla. Ahora la idea del agua, el recuerdo del caño a poca altura, saliendo con fuerza el chorro como una columnata de cristal que sale recta y se curva en seguida tomando la curva perfecta que le da su peso, la fuerza que vence su consistencia. No cae desparramada al borde del caño: sale derecha, unida en sí misma y por sí misma se desmaya, se curva hacia la tierra. La idea de aplicar los labios a la columnata cristalina, que se esparcirá en gotas por toda la cara, da fuerzas para cruzar el jardín, para llegar al estanque dominado ahora por el horrible monumento que ha dejado en gran extensión las huellas de la obra de albañilería, de marmolistería, fúnebre, sin solemnidad. La luz reverbera en su blancura, deslumbra, pero hay algo de sombra alrededor de la fuente y el agua es deliciosa, fresca en el justo grado en que se la puede aguantar indefinidamente. Beber más de lo necesario, dejarla golpear en la nariz, resbalar por los párpados. Ahora, sin sed, con el pelo mojado chorreando en los hombros, se puede andar sin rumbo por el Retiro, dejar los grandes paseos, ir por ciertas umbrías pobladas de tórtolas y escuchar su canto o su llanto. Su llamada, arrullo amoroso, envolvente. La tórtola fiel ata a su amante con su arrullo como con una telaraña. El gemido capcioso lo llena todo, se difunde como una neblina de tristeza…


La novela Barrio de Maravillas de Rosa Chacel se publicó en 1976. Fue la primera entrega de la trilogía Escuela de Platón a la que seguirían Acrópolis y Ciencias naturales.

Ambientada en el barrio de Maravillas de Madrid, donde el barrio se erige casi en un personaje más, la novela constituye una serie de recuerdos de la propia autora, en los que recrea en tono costumbrista la vida de la ciudad a principios del siglo XX, bajo la perspectiva de dos niñas. Elena e Isabel.

Barrio de Maravillas puede considerarse como una novela coral, de arquitectura compleja, cuajada de riqueza léxica, donde Rosa Chacel narra los hechos con un lenguaje exquisito, bajo una visión femenina del mundo, también del pequeño mundo del barrio.


© Redacción de Encima de la niebla

encimadelaniebla

Revista cultural

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies