I can’t breathe
Del libro «Luminiscentes»
Es tu rodilla la punta de una lanza,
cuyo mango erigieron tus ancestros,
empuñada durante tantos siglos
con las manos de la ignominia.
Su filo de color odio me atraviesa el cuello
mientras destella en tus ojos
el brillo de la sinrazón.
No puedo respirar,
en estas calles nunca pude hacerlo
exactamente igual que tú.
Contra el suelo me oprime tu fuerza,
tan miserable y equivocada
como tu manchado mundo blanco.
¡No puedo respirar!
Grito mientras la vida me enseña
la cara más injusta de una voz familiar.
Estos 8 minutos y 46 segundos corren
tan despacio como se hace ver la igualdad,
la velocidad con que desaparece la intolerancia
es inversamente proporcional a la de la luz.
Adiós, madre de azabache.
Me adelantan el largo sueño,
despierto de esta pesadilla.