Insomnio poético (VIII)
Abordamos en este penúltimo artículo dos poemas que podríamos encuadrar dentro del «insomnio con acompañante» o «agripnia pseudoconcomitante». Al margen de los nombres y adjetivos que se puedan poner, el hecho real es que un poeta se encuentra junto a su persona amada, físicamente presente y literalmente dormida. Y no se le ocurre otra cosa que escudriñar, hacer preguntas retóricas, pensar, angustiarse… a escasos centímetros del ser que es objeto de contemplación. Yo me sentiría observado, me desvelaría y no podría volver a conciliar el sueño ni la vida familiar en un tiempo… Inicio esta serie con un soneto de Gerardo Diego, donde se hace patente la soledad del desvelado poeta junto a la compañera que duerme a su lado. La angustia por la incomunicación con ella es evidente a lo largo de los catorce versos; a ello ayuda el ritmo impuesto por enunciados muy breves, sin nexos, y los encabalgamientos. Los objetos cobran vida metafórica, para desesperación del poeta, que expresa su impaciencia con aliteraciones consonánticas: te me encierran, recluyen, roban. M. Díez y P. Díez Taboada 1Antología comentada de la Poesía lírica española. M. Díez y P. Díez Taboada. Ed. Cátedra. afirman que «el soneto se condensa en la exclamación final y en la impresionante imagen del último terceto, en la que el yo poético se siente como un náufrago abandonado en una isla desierta, desazonado al contemplar, desde los acantilados del insomnio, cómo la amada está ausente y lejana, navegando por su sueño como las naves que se alejan por el mar».
Insomnio
Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
tú por tu sueño y por el mar las naves.
En cárceles de espacio, aéreas llaves,
te me encierran, incluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.
Saber que duermes tú, cierta, segura
-cauce fiel de abandono, línea pura-,
tan cerca de mis brazos maniatados.Qué pavorosa esclavitud de isleño,
o, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño. 2En Alondra de verdad. Gerardo Diego. Ed. Castalia. Madrid, 1996.
En este segundo poema de Pedro Salinas, que muestro ahora, no queda claro que haya presencia física, pero sí un utópico asedio similar al que planteaba más arriba Gerardo Diego: Tú no las puedes ver, / pero tienes el sueño / cercado todo él / por interrogaciones / mías. Para Gracia M. Angulo, 3En El exilio en el lenguaje: el camino hacia el poema. La voz a ti debida como ontología. Gracia María Angulo Flores. Universidad católica de Perú. Lima, 2008. el diálogo y la pregunta aparecen como instancias necesarias. Al hablar, al construir los enunciados, el ser comprende y se construye a sí mismo, para así, poder construir el mundo. La duda tiene cabida precisamente porque en Salinas el sentimiento no puede desligarse de la idea; aunque ésta prime, la conjugación de ambos otorga los distintos tonos y variaciones del tema, dando a este diálogo un fluir semejante al de la conmoción íntima. Es por esto por lo que Salinas recurre a las imágenes de la noche, la oscuridad y, con ellas, la soledad del sujeto». Como el autor no le puso título, me permito la licencia de añadírselo: «Insomnio de ti»:
A la noche se empiezan
a encender las preguntas.
Las hay distantes, quietas,
inmensas, como astros:
preguntan desde allí
siempre
lo mismo: cómo eres.
Otras,
fugaces y menudas,
querrían saber cosas
leves de ti y exactas:
medidas
de tus zapatos, nombre
de la esquina del mundo
donde me esperarías.
Tú no las puedes ver,
pero tienes el sueño
cercado todo él
por interrogaciones
mías.
Y acaso alguna vez
tú, soñando, dirás
que sí, que no, respuestas
de azar y de milagro
a preguntas que ignoras,
que no ves, que no sabes.
Porque no sabes nada;
y cuando te despiertas,
ellas se esconden, ya
invisibles, se apagan.
Y seguirás viviendo
alegre, sin saber
que en media vida tuya
estás siempre cercada
de ansias, de afán, de anhelos,
sin cesar preguntándote
eso que tú no ves
ni puedes contestar.4 En Poesía. Pedro Salinas. Alianza Editorial. 2003
Si desea consultar los anteriores capítulos de Amor y poesía, puede leerlos en los siguientes enlaces:
– Insomnio poético
– Insomnio poético (II)
– Insomnio poético (III)
– Insomnio poético (IV)
– Insomnio poético (V)
– Insomnio poético (VI)
– Insomnio poético (VII)
© Texto de José Luís Pérez Fuente
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