Jesús
Era el mes de diciembre y las lluvias llevaban ya días presentes en la ciudad, la temperatura era fresca, hoy había amanecido el día con una ligera niebla, que según se iba abriendo el día parecía asomarse por el horizonte un ligero rayo de sol. La avenida estaba rodeada de grandes praderas de césped llenas de un manto de hojas secas. El alumbrado de las Navidades se encendió este año antes de lo habitual, la magia inundaba las calles, cada glorieta tenía un motivo navideño diferente. Hoy era el concierto benéfico a favor de los más necesitados, el teatro del pueblo estaba lleno, todo lo recaudado iría para esa buena causa. Maria y José siempre que podían iban a ofrecer su pequeño granito de ayuda, era una pareja enamorada que adoraban a los niños, el destino no había querido darles hijos.
El coro de Gospel había logrado el mensaje espiritual soñado, todos disfrutaban de esos beneficios contagiados en aquel teatro. Las familias más necesitadas acompañaban en este acto a sus hijos, hoy era su día. La cooperativa del ayuntamiento había preparado magníficos regalos para todos ellos, ningún niño se quedaría sin juguetes. María vivía con mucha emoción y pedía a gritos que el destino quisiera darles un hijo. Los días iban pasando y todo eran preparativos en casa de los López, este año vendrían los padres de José a pasar con ellos las navidades, era la única familia que tenían. Era veinticuatro de diciembre María salió hacer las últimas compras para esa gran noche, se dirigía al súper mercado del barrio, al torcer la esquina se fijó en aquella glorieta donde esté año habían colocado el nacimiento de Jesús, vio algo fuera de lo normal en el pesebre, parecía haber movimiento entre aquellas pajas que habían colocado con la figura del niño Jesús, en esta ocasión el niño parecía que lo habían quitado, la curiosidad pudo con ella y cruzó entre los coches para llegar aquella hermosa rotonda, la sorpresa fue mayúscula cuando contempló aquella hermosa criatura entre pañales, envuelta en una fina manta, el niño no paraba de llorar, ella se quitó su abrigo y envolvió a ese precioso bebé entre sus brazos. En ese momento estaba presa de la emoción, el niño la miró embelesado y dejó de llorar. ¿Quién podía haber abandonado a ese precioso bebé?.
Esas fueron las mejores navidades de María y José, tuvieron durante varios meses a ese niño de acogida en su casa, hasta que las autoridades creyeron oportuno que ellos serían sus padres, ya que nadie lo había reclamado y no encontraron rastro de la madre. Hoy es de nuevo Navidad y celebran el nacimiento de Jesús, para ellos este día llegó la paz a su hogar.
¡ Feliz Navidad !