Katana de luz
Deja su katana sobre la mesa.
Un resplandor que entra por la ventana atravesando la cortina de seda, ilumina su alma con un baño de luz.
La luna se quedó a dormir en su filo.
¡No, no, no cierres la ventana! que tengo a la luna en un hilo suspirando en mi katana.
El viento también se para, por no ponerle olas a la luz que brilla serena en la espada.
Sus ojos se están cerrando sobre el cielo de la almohada. Todo es armonía, duerme el samurái. Velando la luna está sobre su katana.
Diez mil dragones sin fuego harán guardia hasta mañana.
© Felipe Espílez Murciano
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