Komori-uta del sol poniente de Felipe Espílez Murciano
Por la ladera del monte
se va inclinando la tarde,
el sol acuesta a sus rayos
como acuesta al niño su madre.
Ea, ea, ea,
la nana del sol poniente,
silencio, que el sol se duerme
en la cuna del monte.
En la frente de la noche
brilla un sudor de estrellas.
La luna se ha hecho pañuelo
con hilitos de centellas.
Con sus dos ojos de luna
el búho la está mirando,
el búho quiere ser pañuelo
del bosque que está llorando.
¡Que se duerman los trigos y la hierba,
los jazmines y las dalias,
que nadie vele esta noche
que el buen búho está de guardia!