La cautiva

Arrastras una vida desdichada,
gozándose el desvarío en tu retiro.

Mudada tu existencia del linaje al olvido,
en esta Tordesillas del quinientos.

Divisas,entre vidrieras emplomadas
la silueta del Convento de Santa Clara.

Allí, aún habitan los mortales restos
del amor, que tú existencia destruyó.

Arrogante princesa Castellana,
embajadora del amor y la locura.

Sucumbiste a una pasión desventurada.

Fuiste víctima del poder y sus intrigas.

No ansiabas nada,que no fuera
dar la vida, por aquel Archiduque 
veleidoso.

Sombra fuiste del dominio más potente.

Reina cautiva.

Desventurada madre.

Infeliz esposa.

Del brocal del desamor, mana tu pecho:

La tristeza, la soledad y la demencia.

Más el silencio en tu encierro,
es pleitesía.

Pues, Castilla no te olvida.

Reina Juana.


© Texto de Rosario de la Cueva

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