La escoba
No nos caía bien la maestra, era rara. Le decíamos “buen día” y apenas respondía, le preguntábamos la hora y contestaba sin mirar el reloj, le pedíamos permiso para ir al baño y argumentaba que ella nunca iba. El día que nos pidió que saliéramos del salón para barrer, fue la última vez que la vimos, dejó abierta la ventana y una nota que decía: “Si las hay, las hay”.
© Lucía Borsani
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