La luna rota de Carmen Nöel

Yo sé que apenas tengo un pensamiento
de tu sombra,
y no le rozo, amor,
por no matarlo.
No quiero borrarte de mi mente,
aún no te he sacado de mi grito,
partida está la luna de deseo
por el mar de tu bocado de penumbra.
Jamás sabré cortar tus besos de amapola
del irisado cielo rojo de mi sangre.
Allí los fui dejando uno a uno,
amor,
como otras cosas tuyas tenuemente imaginadas:
mi suave quejido azul con el alma rota,
mi negro bocado de sombra,
mi dardo herido,
mi dulce anhelo con nombre de hombre,
mi enamorado jinete ardiente de la noche.

Ven una vez más
y déjame asomarme hasta tus ojos
y adivina
cómo se muere de amor,
cómo revives,
cómo te nace en el fondo del alma una chispa,
y una hoguera se te enciende en las pupilas.

Ven y mira
las cumbres nevadas por la tormenta,
la bruma al amanecer,
nuestros cuerpos
y el mundo en sus orígenes.
Sopla solamente suave en mi garganta
y una caracola nueva nacerá,
si tú lo quieres,
caricia de mi mente, anhelo amado.
Siempre serás una rosa perfumada,
una orquídea, un sueño,
una luna rota en mis cristales.


© Carmen Nöel
Imagen de Josch13 en Pixabay

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