La puerta de la búsqueda incesante de Felipe Espílez Murciano

En mi búsqueda incesante de la belleza
encontré una rama de ciruelo rota
extendiendo en el musgo toda su tristeza:
¡con el corazón roto ya no puedo ser hermosa!

La tomé con las manos blancas de la delicadeza
y la planté en un jarrón satsuma rosa,
después la dejé flotando en el cielo de mi mesa,
suspiros de ciruelo. La mesa le dice: Mira, ¡qué hermosa!


Texto e imagen © Felipe Espílez Murciano 

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