La Ruta del Císter (III)

Monasterio de Vallbona de les Monges

Para concluir el recorrido por los monasterios que componen la Ruta del Císter, el artículo de este mes nos llevará hasta Vallbona de les Monges, en la comarca catalana de Urgell (Lleida), donde se encuentra ubicado el Monasterio de Santa María de Vallbona.

Las primeras referencias hacia este monasterio datan del año 1153. Su fundador, Ramón de Vallbona, se encontraba espiritualmente a cargo de una comunidad mixta de ermitaños que  observaban la Regla de San Benito.

Fue en el año 1176 cuando, tras la muerte de su fundador, los monjes abandonan la comunidad y se trasladan a Poboleda. El monasterio (exclusivamente femenino en esa época) decide acogerse a la Orden del Císter y se convierte en ‘abadía hija’ del Monasterio de Santa María de la Caridad de Tulebras (Navarra), de la que procede su primera abadesa: Oria Ramírez.

Alfonso II de Aragón y su esposa, Sancha de Castilla, así como los reyes Jaime I y Alfonso X “El Sabio” dieron un gran impulso a la creación de este monasterio, establecieron durante largos periodos de tiempo la corte en Vallbona y patrocinaron su construcción.

El monasterio se encontraba en continuo auge desde su fundación. Además de las donaciones por parte de la monarquía y la nobleza, el Papa Inocencio III concedió en el año 1198 a la nueva comunidad el privilegio de inmunidad y la confirmación de todas sus propiedades, así como su independencia del episcopado.

A partir del siglo XIII, Vallbona se convirtió en centro de enseñanza monacal al que acudían las hijas de numerosas familias pertenecientes a la nobleza. Junto a los trabajos de copia y ornamentación de códices que las monjas realizaban en el “scriptorium”, también se impartían clases de gramática, caligrafía, música y bordado.

Sus dependencias, sobrias y austeras, proporcionan a este cenobio un carácter cultural, de oración y de trabajo que, durante los últimos ochocientos cincuenta años ha caracterizado a las monjas cistercienses de Santa María de Vallbona.

Al tratarse de un monasterio femenino, las decisiones adoptadas en el Concilio de Trento (1545-1563) tuvieron una especial importancia para su futuro. En la sesión dedicada a ‘Los religiosos y las monjas’, se estableció en el Capítulo V: “Y por cuanto los monasterios de monjas, fundadas fuera del poblado, están expuestos muchas veces por carácter de toda custodia, a robos y otros insultos de hombres facinerosos, cuiden los Obispos y otros superiores, de que se trasladen las monjas desde ellos a otros monasterios nuevos o antiguos, que estén dentro de las ciudades, o lugares bien poblados”.

La consecuencia de este acuerdo suponía la prohibición de la existencia de comunidades femeninas en lugares despoblados. Las monjas de Vallbona se vieron en la obligación de ceder propiedades para que se instalaran nuevos moradores en las inmediaciones del monasterio. La mayoría de hombres y mujeres que acudieron a este llamamiento procedían de la localidad de Montesquiu (Barcelona). Esta coyuntura fue el principio de la creación de un nuevo núcleo de población que hoy se conoce como Vallbona de les Monges. A la izquierda de la siguiente fotografía se aprecia la situación del monasterio como parte del conjunto de viviendas que componen actualmente la citada localidad.


Vallbona de les Monges

La importancia que adquirió este monasterio femenino se puso de manifiesto en la fundación de diversas ‘abadías hijas’ como el Monasterio de Sant Hilari en Lleida, el Monasterio de Santa Maria de Bonrepòs en La Morera de Montsant o el Monasterio de la Zaidia en Valencia.

En la fotografía de portada podemos contemplar la Plaza Mayor. Destaca su puerta románica, del siglo XIII que da acceso a la iglesia del monasterio por el lado norte del crucero. La plaza está ubicada en el recinto que inicialmente constituía el cementerio del monasterio, motivo por el cual se aprecian una serie de sarcófagos que han perdurado con el paso del tiempo.

En la misma fotografía destacan dos elementos singulares. Uno es la fuente neoclásica con ocho caños y de base octogonal que fue construida en el año 1861. Por otro lado, podemos disfrutar de la belleza del tímpano en forma de media luna (espacio delimitado entre la parte superior y el arco de una puerta) que descansa sobre el dintel de la puerta de entrada a la iglesia. Esta pieza está esculpida íntegramente sobre una losa de piedra y nos muestra la Virgen con el niño Jesús en su regazo y dos ángeles en los costados.

Arquitectónicamente, las cuatro naves del claustro del monasterio representan una transición entre los diferentes estilos. De forma trapezoidal, cada uno de sus laterales fue construido en un siglo diferente. De un incipiente románico en el que está construida la zona sur se pasa a un románico más moderno con pequeños rosetones en la zona este. El ala norte es de estilo gótico y en su nave oeste se aprecia un marcado carácter renacentista del siglo XVI.

En la siguiente fotografía se puede observar parte de este entramado de estilos. En la parte izquierda (ala norte) encontramos dos arcos de estilo gótico, mientras que a la derecha (ala este) distinguimos otros dos arcos con rosetones de un claro románico.


Monasterio de Santa María de Vallbona

Por suerte para futuras generaciones, las estrictas normas de sobriedad y austeridad establecidas por Bernardo de Claraval (uno de los fundadores de la Orden del Císter) que debían presidir las construcciones cistercienses no fueron respetadas por sus seguidores.

San Bernardo manifestaba su oposición a la construcción de cualquier tipo de campanario en los monasterios cistercienses. Pensaba que una simple espadaña de madera (pequeño campanario formado por una sola pared en la que están abiertos unos huecos) era suficiente para colocar la campana con objeto de convocar a la comunidad.

Fruto del incumplimiento de estas normas de sencillez fue la construcción de dos cimborrios sobre la iglesia los cuales, en la distancia, le confieren al monasterio un halo especial. El cimborrio es un elemento arquitectónico de planta cuadrada u octogonal en forma de torre, erigido sobre el crucero de una iglesia,​ que permite iluminar y ventilar el interior.

El cimborrio linterna fue construido a principios del siglo XIII sobre el crucero de la iglesia con la misión de proporcionar luz al interior del templo. La linterna descansa sobre cuatro trompas (porción de bóveda truncada que permite la transición de una bóveda octogonal a otra de base cuadrada) convirtiendo, de esta manera, la planta cuadrangular en octogonal y aumentando considerablemente la entrada de luz al conseguir duplicar el número de ventanas.

Otro de los elementos que destaca es el cimborrio campanario, de base octogonal y con un techo piramidal. Situado sobre el último tramo de la nave de la iglesia, fue construido en el siglo XIV por la abadesa Elisenda de Copons. Entre sus características de belleza y solidez, destaca el hecho de que se apoya sobre unas bóvedas carentes de contrafuertes.


Cimborrios

En la fotografía superior distinguimos a la izquierda el cimborrio linterna y a la derecha el cimborrio campanario.

Elegido como panteón real por diferentes nobles de la Corona de Aragón, en la siguiente fotografía se puede apreciar el sencillo sarcófago (situado en el lado derecho del altar) de la reina Violante de Hungría, esposa de Jaime I “El Conquistador».


Sarcófato de la Reina Violante de Hungría

Justo enfrente se encuentra enterrada la hija de ambos, la princesa Sancha de Aragón.

También la nobleza catalana deseaba ser enterrada en este monasterio. En la siguiente fotografía se muestra el sepulcro de los señores de Guimerà. Este matrimonio noble escogió el cenobio de Santa María de Vallbona como lugar para guardar sus restos mortales, con las correspondientes gratificaciones económicas. Ferrer de Alemany i Toralla y su esposa Beatriu de Guimerà (señores de Guimerà) colaboraron generosamente en la edificación de la iglesia del monasterio durante el abadiato de Agnès de Guimerà (1345-1350).

El sepulcro que contemplamos a continuación es un valioso “documento” para la identificación de la indumentaria de caballería del siglo XIV.


Sepulcro de los señores de Guimerà

Aunque, en la actualidad, el monasterio está habitado únicamente por seis religiosas, en su periodo de máximo esplendor convivían más de 70 monjas.

Su presencia en el monasterio solamente fue interrumpida por la guerra civil española. En julio de 1936 abandonaron la que había sido su morada desde el siglo XII para instalarse en diferentes casas del pueblo de Vallbona de les Monges, antes de retornar a la vida monástica en febrero de 1939.

En nuestro recorrido por los monasterios del Císter hemos conocido la estrecha relación que siempre ha existido entre los monjes y las tierras. Una de las prioridades para la fundación de un nuevo monasterio era la necesidad de disponer de terrenos y agua suficiente para el cultivo de los campos y conseguir, de esta manera, el autoabastecimiento de toda la comunidad religiosa.

Este compromiso de todas las comunidades cistercienses hacia la naturaleza siempre ha estado ligado, con el paso de los siglos, a los conceptos de medio ambiente y sostenibilidad que tan reivindicados están en nuestros tiempos.

Visitar el Monasterio de Vallbona supone conocer en primera persona el compromiso de esta comunidad en apoyo de la naturaleza y la conservación del medio ambiente.

Si la regla que desde un principio ha guiado a todas las comunidades cistercienses sigue siendo ‘ora et labora’; en la comunidad cisterciense de Vallbona, el trabajo junto a la oración tiene un significado muy especial.

Las labores del campo están enfocadas mayoritariamente a la horticultura, cultivando habas, cebollas, ajos, calabazas o plantas aromáticas y medicinales. En un entorno de antiguas paredes de piedra (piedra en seco) que ayudaban a la formación de bancales aptos para el cultivo, se han ido sustituyendo árboles que no eran propios de este hábitat por almendros y olivos.

Desde hace unos años complementan su actividad agrícola con la ganadera. Disponen de un pequeño rebaño de cabras enanas que contribuyen a la limpieza del terreno y a la eliminación de otros productos vegetales.

Cabe destacar el gran nivel de sostenibilidad que esta comunidad ha conseguido en sus instalaciones. El consumo de energía eléctrica procede de fuentes 100% renovables, la climatización del recinto se realiza mediante un sistema de geotermia (aprovechamiento de la energía almacenada en forma de calor por debajo de la superficie de la tierra) y los huertos son regados por un sistema de goteo.

Quisiera expresar mi agradecimiento a la comunidad religiosa del Monasterio de Santa María de Vallbona por la información y las fotografías de los panteones que me han facilitado.


© Enrique Moreno

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