La tierra es plana
En junio de mil seiscientos treinta y tres, Galileo fue declarado culpable de herejía por el tribunal de la inquisición romana. Su delito, refrendar las tesis de Copérnico que afirmaban que la tierra no era estática, sino que se desplazaba alrededor del sol. Los jueces del santo tribunal le obligaron a hincarse de rodillas y abjurar de su teorema. Se cree que el mismo Galileo, al tiempo que humillaba la cabeza, murmuró: ´Eppur si muove`(´y sin embargo se mueve`), refiriéndose a la tierra.
Tres siglos y medio más tarde, en mil novecientos ochenta y uno, la comunidad científica detecta los primeros casos de un insólito disturbio inmunológico que es bautizado con el nombre de Sida. Casper Schmidt, político de Wisconsin publica poco tiempo más tarde el artículo ´Los orígenes de la fantasía grupal del sida` y afirma que el Sida no es más que una histeria epidémica que tiene sus raíces en un complejo de culpa. Grupos de acólitos profundizaron en el asunto. Adeptos del negacionismo como Kary Mullis, premio Nobel de Química y desarrollador de la técnica PCR, o Eleni Papadopoulos-Eleopoulos, física nuclear del hospital Royal Perth de Australia ingresaron a filas y se declararon escépticos del virus. Incluso fuera de la comunidad científica, el señor Thabo Mbeki, presidente de Sudáfrica desde mil novecientos noventa y nueve hasta dos mil ocho, se adhirió a esta corriente anticientífica y privó de tratamiento antirretroviral a su mismo pueblo, se cree que provocando la muerte de cientos de miles de sudafricanos.
En agosto de dos mil veinte cerca de tres mil personas se concentraron en la plaza Colón de Madrid para exigir la revocación de la obligatoriedad del uso de mascarillas como herramienta para frenar la pandemia de coronavirus. ´Por ocho mil ancianos que se han muerto, está parada la economía de un país` -declaraba una de las convocantes. Los asistentes han firmado un manifiesto ´contra la falsa pandemia` y han puesto en duda la veracidad de las PCR. Hay quienes van incluso más lejos, afirmando que se trata de una mentira global para inocular microchips a través de vacunas fraudulentas que controlarían a toda la población del planeta. ´No podemos vivir como zombis con mascarilla por las calles´ -declaraba por último una reconocida artista a algunos medios de comunicación.
Pero es que a día de hoy, en este preciso instante, hay quien defiende a bombo y platillo el teorema de que la tierra es plana y no esférica. Se hacen llamar terraplanistas, están constituidos bajo el nombre de International Flat Earth Society y alzan la voz para evidenciar que Pitágoras y Aristóteles eran dos cazurros de tomo y lomo. Porque la ignorancia, como la fe ciega, mueve montañas. Y seca ríos, y derrite los polos, y extingue especies. Y mata, vaya si mata. Y sino, que se lo hubieran preguntado a Hipatia de Alejandría, a Giordano Bruno o a Miguel Servet, que acabaron sus días asesinados y en la hoguera bajo el entonces poderoso yugo de la anticiencia.
Texto © José María Atienza Borge
Portada: Retrato de Galileo Galilei pintado por Justus Sustermans en 1636