Le Chat Noir de Steinlen

En la anterior colaboración hablamos de los impresionistas y de ese París del siglo XIX y en esta ocasión, no nos vamos a mover ni de ciudad ni de época. Eso sí, le invito mi querido lector a disfrutar de la noche parisina en uno de sus más emblemáticos cabarés y que va acompañado de un cartel, que seguro reconocerá, ya que se ha convertido en uno de los carteles más populares de esa época y es obra de Théophile Alexandre Steinlen.


Orígenes

No se puede hablar de Le Chat Noir sin hablar de su propietario y creador Louis Rodolphe Salis.

Rodolphe Salis era artista e hijo de un tabernero y quizás de ahí provenga su idea de asociar arte y vino.  Quería hacer un café al estilo de Luis XII con maravillosas lámparas de hierro forjado pero en la que cupiera todo el mundo, burgueses y campesinos para que, como él decía: “beber el hipocrás en copas de oro” . El hipocrás era una bebida muy popular en la Edad Media, hecha a base de vino, miel, y algunas especias como nuez moscada, canela, clavo, jengibre o pimienta negra.

No obstante, esas primeras intenciones, lo cierto es que Le Chat Noir empezó sirviendo un vino bastante malo y la decoración no tenía en un primer momento, esas majestuosas lámparas. Eso sí, estaba custodiado por un guardia suizo, cubierto de pies a cabeza de oro y cuya misión era la de llevar a los poetas y pintores al interior del cabaré y también, la de denegar el acceso a “infames curas y militares”

Como puede comprobar mi querido lector, Salis quería hacer algo más que una taberna, y aunque al principio no lo consiguió del todo por falta de medios, poco a poco Le Chat Noir se convirtió en un cabaré muy conocido, sobre todo por sus actuaciones de cantautores con la utilización de un piano y su maravilloso teatro de sombras, creado por él mismo y Henri Rivière, y animados por Pere Romeu.

Así fue, como empezaron a acudir artistas, famosos y notables. Cuentan que Picasso, en su visita a París para la Exposición Universal en 1900, se quedó muy decepcionado ya que no pudo disfrutar de Le Chat Noir que había sido clausurado tres años antes. También es conocido que Tolouse-Lautrec, cuando llegó a Montmarte en 1884, pasó largas jornadas en Le Chat Noire.

Ilustración de la fachada de Le Chat Noir por Albert Robida
Ilustración de la fachada de Le Chat Noir por Albert Robida

Por qué el nombre de “El gato negro”

Tres son las respuestas al porqué de ese nombre

Adolphe Willette, pintor, ilustrador y caricaturista francés, conocido por ser el arquitecto del famoso cabaret Moulin Rouge y muy amigo de Salís, siempre sostuvo que el cabaré se llamó así, por un gato negro que Salís se encontró cuando se mudó allí.

Hay quien sostiene que Salis opinaba que el gato negro era el gato de los poetas y por eso le puso ese nombre a su cabaré.

Sin embargo,  existe otra teoría que afirma que el artista Manet pudo ser el inspirador de ese nombre, ya que Salís se quedó impresionado del cartel que realizó Manet en 1869 para el libro de Jules Champfleury, «Les Chats» . La imagen muestra a dos gatos en los tejados de Montmartre.


La revista de Le Chat Noir

Para dar a conocer los espectáculos del cabaré, Salis pensó que era una buena idea publicar una revista semanal.

En la revista no sólo aparecían los espectáculos, sino también obras literarias de autores contemporáneos, y otros espectáculos de Montmartre para ganar dinero en publicidad.

En esa revista trabajó activamente un pintor que frecuentaba Le Chat Noir y se llamaba Théophile Alexandre Steinlen.

Detalle de la portada del periódico semanal de Le Chat Noir
Detalle de la portada del periódico semanal de Le Chat Noir

El icónico cartel de Le Chat Noir

Théophile Alexandre Steinlen decidió trasladarse a París en 1878 y a los 5 años se instaló en Montmartre donde conoció a varios artistas entre ellos a Toulouse-Lautrec que era un cliente de Le Chat Noir

Dos años después de trasladarse a Montmartre y de empezar a colaborar en la revista de Le Chat Noir, creó el mítico cartel para el cabaré.

Le chat noir

Se podría pensar que la idea de dibujar un gato no es nada original, ya que el cabaré lleva el nombre de gato negro. No obstante, Steinlen también era conocido como el padre de los gatos  “Le père des chats” ya que sus temas predilectos eran los obreros, las prostitutas, los ladrones, los pobres, los vagabundos, los enamorados y sus famosos gatos, estilizados o realistas que acogía en su casa de Montmartre.

Steinlen
Steinlen en su taller (1913). Agence de presse Meurisse. Bibliothèque nationale de France. Dominio público.

Es cierto, que de todos los gatos que pintó, el más conocido es, sin duda alguna, el de Le Chat Noir, pero no se limitó a ése y pintó y esculpió gatos de todo tipo, desde esbozos a carboncillo, hasta un mural de tres metros de ancho con decenas de gatos adorando a una deidad felina, pasando por magníficos bronces. Es muy conocido su diseño publicitario para la lechería de los hermanos Quillot, Lait Pur de la Vingeanne Stérilisé (Leche pura esterilizada de la Vingeanne), en el que inmortalizó a su hija Colette junto a tres gatos glotones que demandaban su porción de leche.

Steilen y los gatos
La paleta de colores se basaba en blancos, negros y rojizos con un tipografía vistosa.

El fin del cabaré Le Chat Noir

Salis falleció el 19 de marzo de 1897 cuando planeaba ubicar el cabaré en el mismo París. Pero sin duda, la fama ya se había alcanzado y el éxito se dio no sólo en Francia, sino también en otros países. Un ejemplo lo tenemos en Barcelona donde un grupo de artistas modernistas crearon en 1897 el cabaré Els Quatre Gats, de clara inspiración en el gato negro.

En cuanto a Steinlen, su obra se encuentra en las galerías y museos más importes del mundo y su cotización no para de subir. Se puede adquirir una copia original de su cartel Lait Pur de la Vingeanne Stérilisé  por unos treinta mil euros.

Esos son los pasajes de la historia que guarda el barrio de Montmartre. Por cierto, si algún día pasa por ahí, no olvide ir a la plaza de Joël-Le Tac. Ahí encontrará un pequeño parque vallado con una escultura de dos enamorados, a los que tanto le gustaba dibujar, que homenajea a Steinlen.

Dicen que quienes le conocieron resaltaban de él su gran generosidad con auténticos ideales socialistas, fue un hombre muy comprometido en su época y al que gustaban mucho los gatos.

Rompiendo con toda superstición, nos dejo, el gato más hermoso, el gato negro.

Monumento en homenajea a Steinlen.

© María Ángeles Espílez Murciano

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