Lisa Meitner
Con la preparación de estos artículos estoy aprendiendo y disfrutando enormemente. Y conociendo a personas que por su labor científica no suelen aparecer, ni tan siquiera nombrarse, en las portadas de los medios de comunicación. Espero, además, ser capaz de plasmar esta admiración y disfrute en los párrafos que escribo.
Tengo que planificar mi colaboración de marzo y no se me ocurre nadie mejor a quien dedicarle mi artículo que a una científica con mayúsculas, de esas que con sus descubrimientos cambian el mundo (no pretendo juzgar la benevolencia o la perversidad de esos cambios), que soportó obstáculos y luchó contra las restricciones por ser mujer, que fue perseguida por ser judía y que escapó de los nazis, que vio como se le negaba el reconocimiento oficial en el premio Nobel (el de mayor fama mundial al que puede aspirar un investigador), ese que recibió el científico con el que colaboró para el descubrimiento de la fisión nuclear, que siempre defendió el uso pacífico de la energía y que se negó a participar en el proyecto Manhattan (donde se desarrolló la primera bomba atómica y que contó con científicos de la talla de J. Robert Oppenheimer, Niels Bar, Enrico Fermi o Albert Einstein).
Ella fue Lisa Meitner, hoy día sólo es recordada por aquellos muy cercanos al estudio de la física y la química pero célebre y muy estimada en el mundo anglosajón después de la 2ª guerra mundial (se comparó su popularidad con la de la mismísima Eleanor Roosevelt, icono feminista de esa época y esposa del presidente de los Estados Unidos durante la mencionada guerra).
Lisa nació en Viena en 1878, que entonces era la capital del Imperio austrohúngaro, en una familia de procedencia judía. Una década antes de su nacimiento, el emperador Francisco José (el marido de Sissi, un guiño de chismorreo para aliviar la severidad del tema) concedió igualdad cívica a los judíos y su padre pudo estudiar y ejercer como abogado. Fue un hombre que motivó intelectualmente a sus hijos. En este ambiente familiar creció Lisa, a la que siempre le gustó la ciencia pero en esa época estaba prohibido que las mujeres accediesen a la enseñanza superior.
Quiso el azar que la necesidad de atender médicamente a las mujeres musulmanas de las zonas ocupadas de Bosnia y Herzegovina favoreciera que en 1897 el Gobierno austríaco aceptara que las mujeres pudiesen licenciarse en ciencias y letras. Sólo cuatro lograron aprobar el examen de acceso de la época (el Matura) y una de ellas fue Lisa. Ingresa en 1901 en la universidad de Viena a los 23 años, y como no tenía seguridad de poder ejercer como científica, combinó los estudios de ciencia con los de pedagogía.
Tuvo la suerte de ser alumna del físico Ludwig Boltzmann, un hombre que no discriminaba a las mujeres y con una gran pasión por las investigaciones de los fenómenos naturales. Destaca rápidamente como física teórica, interesada por la radiactividad -una revolución en la física en aquel momento- y en 1907 logra el doctorado con una tesis sobre la conducción del calor en cuerpos no homogéneos. Trabaja por las mañanas como profesora en una escuela de chicas para tener independencia económica y por las tardes, en el Instituto de física teórica de Viena. Realiza los primeros experimentos que llevaron al modelo atómico de Rutherford. Incluso intentó trabajar con Marie Curie pero no fue aceptada su solicitud.
Ante la falta de expectativas como investigadora física en Viena, marcha ese mismo año a Berlín para estudiar con Max Planck (aunque desconocía la existencia de su teoría cuántica), quien sólo aceptaba como alumnas a mujeres de talento extraordinario y así se lo reconoció a Lise. Es en ese momento cuando comienza su colaboración con Otto Hahn, cuando este le pide que le acepte como colaborador (paradojas de la vida). Mientras que Otto tiene un despacho en el laboratorio que habilitan, ella tiene que entrar en secreto porque a las mujeres les estaba vedado el acceso a la universidad. Son años de vida diaria muy frugal ya que sólo se mantiene con el dinero que le envían sus padres. Pero muy fructífera social e intelectualmente. Llega a formar parte de la élite científica de la ciudad, participando en las veladas en casa de Max Planck, a las que en un futuro se uniría Albert Einstein (que la llamaba cariñosamente nuestra Marie Curie).
Ya en 1908 Hahn y Meitner publican varios trabajos sobre el actinio. Formaron una pareja muy productiva. La complementariedad de los conocimientos químicos de Hahn y de los físicos de Lise posibilitaba la preparación de muestras, su medición e interpretación de los resultados. Y ese mismo año publicaron tres artículos importantes a los que siguieron otros seis en 1909.
Fue miembro científico del Instituto Káiser Wilhelm de Química desde 1911 (otra discriminación en su vida, Hahn tuvo un puesto como joven científico mientras que ella se conformaba con ser colaboradora no remunerada) pero Max Planck logra que se la reconozca en 1913 como primera ayudante de científico en Prusia, aunque su sueldo era muy inferior al de Hahn. Ambos fundan el laboratorio Hahn-Meitner, el primero en dedicarse exclusivamente a la radiactividad. En 1917 consiguió la creación del Laboratorio Meitner y perfeccionó la técnica de preparación de muestras de Otto Hahn.
Junto a Hahn descubre el protactinio en 1918 (publican un artículo entre ambos pero constando él como investigador principal, hecho tolerado por razones personales por Lisa). En 1919 fue la primera mujer que obtuvo la plaza de profesora de universidad, y la Asociación de química alemana concede a Hahn la medalla Emil Fischer. El tribunal ofrece una copia de la medalla a Meitner pero no reconoce abiertamente su aportación. Lise no fue a la ceremonia a recoger su medalla. Ya en 1922 se convierte en profesora de Física Nuclear experimental de la Universidad de Berlín.
Entre 1932 y 1933 Chadwick descubre la existencia del neutrón en el núcleo del átomo, y gracias a nuevas técnicas Lisa detecta un positrón (la antipartícula del electrón, misma masa pero carga opuesta). Y avanza en el estudio del espectro beta y gamma y de las partículas alpha de largo alcance. Física nuclear pura y dura.
Ese mismo año, Hitler llega al poder y comienza su política de persecución antisemita. Einstein, que ya sufrió un brote racista en 1920, decide no regresar a Alemania (los periódicos publicaron que el gobierno le consideraba persona non grata). A Lisa le permiten seguir trabajando pero sin el título de profesora, viendo como se iba marginando a todos los científicos de origen judío; los compañeros arios no estaban cómodos con la situación pero no se pronunciaban públicamente. Niels Bar le hace una oferta de trabajo en Copenhague pero la rechaza presionada por las súplicas de Planck para que no le abandone en las investigaciones.
Lisa continua investigando y convence a Hahn para explorar en la posibilidad de crear elementos más pesados que el uranio (el descubrimiento del neutrón revolucionó la física). En esos momentos había cuatro fuertes grupos investigadores en Europa: uno en Gran Bretaña, liderado por Ernest Rutherford, otro en Francia, liderado por Irène Joliot-Curie, otro en Italia, dirigido por Enrico Fermi en Italia y el de Berlín dirigido por Meitner y Hahn. La física nuclear estaba comenzando y se necesitaba mucha gente con talento para entender anormalidades tan sorprendentes como que al colisionar dos protones se desprendieran tres protones, un antineutrino y varios mesones pi (es decir, que de la colisión de dos partículas idénticas, el resultado es algo tan poco instintivo y aparentemente inexplicable como tres partículas idénticas a las originales y unas cuantas más).
En 1938 le quitan la nacionalidad austriaca y el nuevo jefe del consejo de investigación exige a Hahn (director del instituto en esos momentos) que la despida, orden que ejecuta ese mismo día. Paul Scherrer y Niels Bar la invitan a colaborar con ellos para que pueda abandonar el país y ella acepta pero el gobierno le retira el pasaporte. Es en ese momento cuando sus compañeros reaccionan y Hahn, Von Laue, Planck y Carl Bosch colaboran para sacarla del país, que logra abandonar clandestinamente en un tren hacia Holanda. En este país no consigue que ninguna universidad le proporcione una oferta de trabajo y se traslada a Suecia. Allí trabaja en el instituto Manna Seigbahn pero le hacen la vida imposible; tenía el sueldo más bajo, no le permitían tener estudiantes e incluso se recomendaba que no le hablasen, y pocos recursos para un laboratorio experimental. Pero ella sigue investigando, unida a su sobrino Otto Frisch.
Mientras tanto, Hahn contrata a un nuevo ayudante, Otto Fritz Strassmann, para sustituir a Lise. Meitner y Hahn siguen colaborando mediante correspondencia y se reúnen. Fritz Strassmann estima que Lise es la líder intelectual del grupo y comprueba que Otto no es nadie sin ella. Hahn y Strassmann realizan un experimento que Lise interpretó como la separación del uranio en dos núcleos menos pesados y aunque desconocían las causas, publicaron los resultados sin contar con Lise. Otto lo justifica diciendo que no podía publicar con una disidente judía.
Lise y su sobrino fueron los primeros en demostrar teóricamente la primera fisión nuclear (la ruptura de un átomo pesado en otros menos pesados y más estables) de acuerdo con la ley del incremento de la masa de Einstein, en un artículo publicado en Nature. A pesar de que Hahn comienza a colaborar con los militares alemanes y a que niega pública y reiteradamente la colaboración entre ambos, Lise continua relacionándose y despejando las dudas de Hahn.
En 1942 le proponen colaborar en un grupo internacional de investigación para conseguir una bomba atómica y terminar con el régimen nazi (el afamado y ominoso proyecto Manhattan). A pesar de todas las ventajas que esta oferta le suponía, la rechazó tajantemente, ella no investigaba para crear armas bélicas (me quito el sombrero, qué pedazo de mujer, un orgullo para la humanidad).
Y llega el momento de uno de los mayores deshonores cometidos sobre su persona, se le concede el premio Nobel de Química de 1944 a Otto Hahn, en solitario, a él y sólo a él, aunque ambos habían sido nominados juntos en 1939. Parece ser que se debieron a las fobias de Siegbahn -el director de su laboratorio- que sentía hacia Lise (puro machismo, yo añado que aderezado por una buena dosis de envidia y celos profesionales) y que en ese momento pertenecía al comité de los premios Nobel.
En 1945 los aliados entran en Berlín y detuvieron a todos los miembros del proyecto Urano. Se les trasladó a una granja en Gran Bretaña para investigar el desarrollo de la bomba atómica en Alemania. Junto a los intentos de justificarse por el apoyo al régimen nazi, Hahn se autoproclamó el único inventor de la fisión llegando a afirmar que Lise con sus experimentos sólo retardó el hallazgo y que su marcha por fin hizo posible la consecución de su descubrimiento.
Con el final de la 2ª guerra mundial, llegó el reconocimiento de Lise, a la que se llamó madre de la bomba atómica, título que evidentemente a ella le desagradaba en grado sumo. Otto trinaba por esa fama mundial, él se seguía considerándo el único descubridor, negándole también la participación en el logro a su ayudante Otto Fritz Strassmann.
En 1946 Lise viajó a Estados Unidos y fue recibida con todo tipo de honores. Hasta fue nombrada Mujer del Año, premio que le entregó el presidente Truman. A tal punto llegó su popularidad que incluso recibió propuestas de Hollywood para hacer una película de su vida. Obviamente, ella lo rechazó por falta de veracidad en la que pensaban narrar.
En 1947, Hahn recoge el Nobel y evidentemente sin mencionar a Lise ni al trabajo conjunto que habían desarrollado a lo largo de tantos años. Esto confirmó la ruptura total de las relaciones entre ambos. Lisa fue consciente de que jamás podría regresar a su país por la situación en que este se encontraba, pero siempre aceptó los premios que allí se le concedía (Einstein sí que los rechazó) porque consideraba que era una manera de lograr la reinserción de su país.
Le faltó el Nobel (a Margarita Salas también) pero tuvo muchísimos reconocimientos internacionales:
– Premio Lieben (1925) considerado como un Premio Nobel austriaco
– Premio de la ciudad de Viena a la ciencia en 1947
– Medalla de oro Max Planck en 1949 (junto a Otto Hahn)
– Premio Otto Hahn de Física y Química en 1955 (llamativo galardón)
– Medalla Wilhelm Exner en 1960
– Medalla Dorothea Schlözer de Göttingen en 1962
– Cinco doctorados honoris causa e importantes condecoraciones.
En 1966 Hahn, Meitner y Strassmann recibieron el premio Enrico Fermi, Otto Hahn intentó que Meitner no lo recibiera pero Strassmann no lo permitió. En su honor también se llamó Meitnerio al elemento químico 109 (por sugerir la existencia de la reacción en cadena, con lo que contribuyó al desarrollo de la bomba atómica), descubierto el 29 de agosto de 1982, en Darmstadt (Alemania) y con su nombre fueron bautizados un cráter en el planeta Venus, un cráter en la Luna y un asteroide del cinturón principal.
En 1960 se trasladó a Cambridge para estar cerca de su familia y falleció allí el 27 de octubre de 1968.

Ya estamos en el final del artículo, y como colofón cabe destacar que el caso de Meitner es considerado uno de los grandes errores del Comité Nobel, junto con otras mujeres como la química británica Rosalind Elsie Franklin y la astrofísica, también británica Jocelyn Bell Burnell.
En su lápida, en Bramley (Hampshire), figura la inscripción “Lise Meitner: una física que nunca perdió su humanidad”.

Siempre me gusta resaltar frases del personaje retratado y en este caso he escogido las siguientes:
“La ciencia hace a la gente tratar de luchar desinteresadamente para llegar a la verdad y la objetividad, enseña a la gente a aceptar la realidad, con asombro y admiración, por no mencionar el asombro y alegría que el orden natural de las cosas produce en el verdadero científico”
“Yo no he trabajado de ninguna manera en la fisión del átomo con la idea de producir armas mortíferas”
“No debéis culparnos a los científicos por el uso para la guerra que los técnicos han hecho de nuestros descubrimientos”
“Creo que los jóvenes reflexionan sobre cómo les gustaría que se desarrollara su vida, y cuando he hecho esto, siempre he llegado a la conclusión de que la vida no tiene que ser fácil, con tal de que no esté vacía”
“Prefiero caminar desnuda hasta Broadway que verme en una película”
Fuentes
Ecured (www.mujeryciencia.es), mujeresconciencia (Maia Garcia Vergniory, revista Pikara), A hombros de gigantes-Ciencia y tecnología (Ruth Lewin Sime, Patricia Rife, R. A. Kyle, M. A. Shampo), hugojarag blogspot (Hugo Jara Goldenberg, George Gamov, Stephen F. Mason, Desiderio Papp, Roger Corcho Orrit, Ruth Lewin Sime), el país, okdiario, Energía Nuclear, Renovables Verdes, Twitter, Wikipedia