Llegas
Llegas como siempre pisando las flores del jardín con una sonrisa tímida y la mirada fingiendo distracción. Entras en la casa embarrando los pisos limpios con tus zapatos nuevos y, mientras dejas tu costoso bolso sobre la mesa del comedor, me dices:
– De haber tenido tiempo te hubiera traído pasteles.
Y yo, por un instante, te creo y te agradezco y te invito a sentar y te ofrezco la limonada fresca y le agrego hielo para que sea perfecta, para recibirte con el corazón abierto de limón y azúcar, de cristal y hielo, de pimienta y sal.
Llegas como siempre pisando las tontas margaritas de mi pequeño jardín fingiendo una sonrisa tímida mientras embarras mi limonada fresca con tus falsos labios recién pintados que dicen estupideces sobre zapatos nuevos y costosos bolsos al tiempo que dices:
– Si hubiera tenido tiempo hubiera comprado pasteles…

Y yo no tengo ya ganas de seguir abriéndote mi puerta, escuchar tus sonidos metálicos de robot solitario, acariciar tus heridas maquilladas fingiendo distracción en la mirada y con una sonrisa perfecta refrescar tu desilusión amarga con una dulce limonada de corazón y azúcar, de cristal y hielo, de pimienta y sal.
Llegas como siempre pisando y embarrando mi casa de azúcar, mi vida de pimienta y sal con tu corazón de cristal y hielo.
Llegas como siempre pisando y embarrando.
Llegas como siempre.
Llegas.
Imágenes y texto: © Josephine Maldonado