Los lectores de marzo
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Abreviada historia
Fueron jóvenes en un mundo indiferente a sus sentimientos. Se vieron, se gustaron, se amaron el tiempo en el que la maldita guerra les permitió. Ella se quedó en el pueblito fronterizo invadido; él huyó para no ser prisionero. Sus respectivas existencias se perdieron en caminos que se desconectaron.
Los años pasaron mas en sus corazones quedaron fraguados sus emociones y sentimientos; la breve pero profunda historia indeleble que se reveló. Después de todo, la juventud debe guardar una pena de amor…
La familia de él, reunida en su casa en torno al televisor como tantas noches, era como un anexo querido pero no deseado. El locutor gritó el nombre de la próxima cantante, comenzó la canción y la voz fue como un rayo que le partió el corazón. Miró la pantalla y la lánguida mirada de ella cantaba para él…
© Texto: Silvia Cleonice Gabetta
Silencios
No estás ya en mi vida,
me faltan tus besos,
tu risas. Tan solo
yo escucho silencios.
Te busco, te llamo y
con ansia deseo
volver a encontrarte,
querernos de nuevo.
¿Qué fue de los sueños
de amores eternos
que juntos soñamos?
¿Qué fue de aquel fuego?
Con lágrimas secas
añoro tu cuerpo,
añoro los días
felices y llenos
de risas alegres,
de dulces momentos.
No sabes tú cuánto
te he echado de menos.
Dejaste en mi vida
recuerdos muy bellos,
recuerdos que hacen
que hoy viva con ellos,
de día, ilusiones,
de noche, tormentos
y siempre escuchando
silencios…… silencios…
No oigo tus risas,
me faltan tus besos.
Solo me consuela
soñarte en mis sueños.
© Miguel Ángel Brieba