Mi bella Aika
Te estuve esperando bajo la persistente lluvia, con el temblor de las gotas recorriendo mi espera.
Al pie de las viejas escaleras, una nube que no deshizo su algodón, me hizo de blanco paraguas, pero no tapó mi corazón.
Llueve a mi alrededor,
una rosa se mojó,
canta un jilguero,
me muero, yo.
La tarde se contrae en un pliegue por donde se esconde la luz, te veo por dentro de mis pestañas. Por fuera ¿dónde te encuentras tú?
Hace tanto tiempo que te espero que se me han muerto todas las tardes, la luna hará redonda mi espera, el principio se junta con el final, el tiempo se vuelve esfera.
¿Por qué no viniste Aika?
con tu kimono de seda
con tus labios en sonrisa
ablandando la escalera.